¿Se puede aprender durante el sueño?

 



Últimamente hay algunos supuestos métodos de aprendizaje que aseguran que se pueden aprender idiomas u otras cosas mientras se duerme, se ofrecen dispositivos de audición a los que se conecta unos auriculares y estos reproducen las lecciones de manera repetitiva mientras la persona reposa y escucha, hasta que cae en el sueño más profundo, pero las locuciones continúan. Se publicita como un método revolucionario de aprender sin esfuerzo y cuya eficacia, según indica la publicidad, está demostrada. En realidad, no es método nuevo, la idea surgió en los años 50 cuando algunos autores soviéticos afirmaron que, colocando un magnetofón debajo de la almohada, con voces o sentencias repetidas, al día siguiente estas personas recordaban muy bien las lecciones.

Por lo general, se aplicó este sistema al aprendizaje de idiomas. Otros hablaron de utilizar el mismo sistema para adoctrinar a una persona, algo que las autoridades soviéticas pusieron en práctica a fin de orientar la mente de los disidentes más rebeldes, pero sin éxito.

Pero el caso es que, según los últimos estudios y como ya apuntamos antes, hay fases del sueño en el que el cuerpo se desconecta de forma casi total, al menos en lo que tiene que ver con el tono muscular, nervioso y sensitivo, es decir, entre otras cosas no vemos, ni sentimos, ni olemos, ni oímos. Y esto último echa por tierra cualquier oportunidad de aprender algo en las distintas fases REM.

Por lo tanto, si algunos afirman que aprenden mientras duermen, la realidad tal vez es otra. Lo que posiblemente sucede es que las lecciones que se logran escuchar en los estados previos al REM, en el caso de ser captadas, permanecen en alguna parte de la memoria a corto plazo a la espera de pasar al borrado o a una zona de memoria más permanente si se sigue utilizando la información.

         Así que puede ser que el cerebro ordene esas audiciones y las coloque en un sitio preferencial de la memoria, de tal manera que al día siguiente, si esas lecciones se vuelven a recordar por repetición o lectura, se establezcan correlaciones rápidamente, de la misma manera que cualquier lección repetida y memorizada hasta la saciedad antes de dormir, al día siguiente durante el examen se recuerda adecuadamente. Pero si esas lecciones o enseñanzas no se repasan o se practican de manera regular en los siguientes días, terminan por borrarse de la sección preferencial de la memoria y todo lo oído durante los periodos de sueño, previos al estado REM se olvida. Por tanto, el sistema en sí, no supera como método de enseñanza al estudio clásico y al esfuerzo de aprender. En conclusión, el sueño en este caso, en realidad solo ha ayudado al proceso de aprendizaje, a la hora de organizar los datos captados, pero no se puede afirmar que se aprenda algo durante el sueño. Así que todos esos dispositivos y métodos que afirman servir para aprender durmiendo, solo pueden alcanzar el nivel de potenciadores cognitivos, o ayudas para que el cerebro reorganice ciertos recuerdos, pero nunca pueden forzar al cerebro a aprender.

         En muchas ocasiones, algunos afirman que ciertos sueños les ayudaron a resolver problemas que no eran capaces de solventar en el tiempo de vigilia, esto lógicamente ocurre cuando las preocupaciones hacen que no se consiga un profundo sueño y por tanto no hay muchas fases REM, de esa manera se recuerda más lo soñado, entendiendo que el cerebro utiliza los sueños para ordenar pensamientos y recuerdos, es fácil que este encuentre soluciones una vez que se colocan las cosas de manera relajada en su sitio y no bajo el estrés cotidiano. En ocasiones, algunos escritores, músicos, pintores o cineastas se han inspirado en sueños para elaborar sus obras. Lógicamente esto solo funciona si de inmediato se pone por escrito o se plasma de alguna manera el sueño, es decir solo si se obliga a recordar el sueño una vez se alcance la vigilia, si una vez nos despertemos, dejamos que pase el tiempo sin pensar en el sueño,  pasaría como con todos los sueños, se desvanecen con el tiempo.

         Hay, sin embargo, sueños perturbadores que no son fáciles de olvidar, pero esto es así, porque por lo general cuando esto ocurre al día siguiente se lo contamos a nuestro cónyuge o a algún amigo o familiar cercano, y ese acto de contar con palabras el sueño ya hace que se fije en una sección de la memoria más preferente y permanezca más tiempo. En ocasiones sueños muy marcados, aunque luego no se recuerden, vuelven a salir cuando el cerebro detecta situaciones similares en la vida real. Imaginemos que tenemos imágenes de cierta ciudad a las que jamás hemos ido, pero si vimos en películas, en televisión, documentales o noticias, ahora el cerebro utiliza esas imágenes para realizar una historia mientras organiza los recuerdos del día, quizás soñemos con una intrigante o emocionante historia en esa ciudad, suficientemente emocionante, para que la sensación placentera, perturbadora o emocionante se quedara guardad en nuestra mente, aunque no quizás el sueño. Al cabo del tiempo viajamos a ese lugar o algún lugar similar, y de repente sufrimos un deja´vu, es decir una sensación de extraña familiaridad con el lugar o la experiencia vivida, de tal manera que pensamos que ya habíamos estado en ese lugar o estamos repitiendo una experiencia vivida en el pasado.  



         La forma como la mente maneja los sueños, y como estos sirven para ayudarnos, aprender, recordar, solucionar problemas, indican que de alguna manera en el yo más interno, ese jefe o coordinador principal del cerebro no descansa.

¿Será posible comunicar mensajes desde el exterior mientras se duerme? A menudo en textos religiosos se hace referencia a profetas que tuvieron sueños y visiones en las que supuestamente recibieron mensajes que de inmediato pusieron por escrito. El profeta bíblico Daniel asegura que sufrió ese tipo de visiones de la noche, es decir, en su libro escribió muchos de sus sueños. Incluso se habla de un sueño perturbador que cierto personaje importante (Nabucodonosor) no lograba recordar, tal vez porque se haya despertado por causa de las malas sensaciones que le produjo dicho sueño, pero luego volvió a dormir, aunque la sensación perturbadora continuó, el sueño en sí, ya se había guardado en un área más profunda, esperando un borrado. Se dice que una vez que se despertó hizo consultar a todos los sabios del país a fin de saber el contenido del sueño y su significado. En el relato se dice que el profeta recibió la revelación del sueño de Nabucodonosor durante otra noche en una especie de visión en la somnolencia. Cuando al día siguiente, posiblemente dos días después, el profeta le contó el sueño, él rey no dudó en que eso había sido lo que soñó, pues le sonó familiar, sencillamente porque aquel sueño había llegado a ser tan perturbador que se había guardado en algún rincón de la memoria, como sucede con los deja´vú. ¿Cómo pudo saber ese sueño el profeta? Se dice que recibió visiones nocturnas, posiblemente en otro sueño. Aparte de lo extraordinario que suene el relato, todo encaja en la lógica del funcionamiento cerebral y la manera como la mente maneja los sueños, solo se recordarán aquellos que se cuenten repetidamente o se pongan por escrito, el profeta hizo así, al día siguiente relató el sueño y la interpretación o solución de este. En el Apocalipsis de Juan, en gran parte también se afirma que la revelación fue recibida de esa manera por medio de sueños y visiones nocturnas, de allí que en ambos casos, estos libros bíblicos estén llenos de imágenes simbólicas, de figuras vívidas, de impresionantes visiones celestiales, figuras simbólicas o aterradoras escenas catastróficas, contadas con todo lujo de detalles.



Claro, que a lo largo de la historia ha habido infinidad de iluminados que afirmaron escuchar voces y revelaciones durante el sueño y algunos lo han puesto también por escrito, así como los profetas del antiguo Testamento.

¿Es posible llevar a cabo este tipo de transmisiones desde el exterior? En otro capítulo de esta obra se explicó la posibilidad de que nuestro cerebro sea un simple receptor de transmisiones como una extensión de un ente lejano. Este sería el momento de indagar hasta qué grado es posible realizar este tipo de transmisiones o interferencias en la comunicación con el cerebro.

Existen ciertos dispositivos llamados REM-Dreamer, algunos definen estos artefactos como medios factibles para introducir información mientras se duerme, pues logran inducir a que uno pueda reproducir los sueños a medida, es decir, sueños previamente definidos que luego son reproducidos en la mente del durmiente de manera onírica. Estos REM-Dreamer son una especie de máscaras para dormir, pero que contienen una serie de luces, incluso unos auriculares para reproducir determinados mensajes, a la vez que se encienden luces de colores determinados para, supuestamente inducir a un “sueño lúcido”, es decir un sueño a medida, placentero, controlado por nosotros u otros, con un determinado propósito. Si se pudiesen mejorar o configurar dichos dispositivos, se podría hacer que una persona sueñe lo que alguien a voluntad quisiese, como si fuera aquel Dios que por medio de sueños inspira al profeta.

Estos supuestos sueños lúcidos o experiencias oníricas de sueño consciente, suelen ser métodos descabellados que utilizan muchas de las llamadas medicinas alternativas, con el supuesto fin de mejorar el estado del paciente, aunque realmente es difícil comprender de qué manera controlar los sueños o recordar todos los sueños puede ser saludable, en vista de lo que antes consideramos sobre las personas que recuerdan más los sueños, considerando que son los que más ligero tienen su sueño y sufren de insomnio.


El modo de funcionamiento consiste en detectar por las pulsaciones u otros factores cuando una persona entra en estado REM, avisa entonces por medio de las luces o sonidos leves, al sistema, este activa de alguna manera al soñante, para que tome algo de consciencia durante ese estado y de esa manera el sistema pueda introducirse por sonidos inducidos u otro tipo de señales en lo que estemos soñando. De esa manera se podría modificar el sueño. Pero se corre el riesgo de que lo que realmente se logre es interrumpir el estado REM y acabe por agotar a la persona que lo prueba. En cualquier caso, la funcionalidad de dichos artefactos está en entredicho, pues más que introducir sueños a elección interrumpe los sueños naturales y puede provocar estrés o mal sueño al durmiente.  



Bibliografía o sugerencias de lecturas sobre el tema:

--El futuro de nuestra mente - Michio Kaku  (Cap 7 En tus sueños pag 227-240

-Domir y soñar, la mitad nocturna de nuestras vidas - Dieter E. Zimmer

-Por qué no puedes aprender un idioma mientras duermes - Jackob Straub - lingoda.com

-Memorizar y aprender mientras duermes: ¿mito o realidad?  - bloygo.yoigo.com

-Sueños - Perspicacia Tomo II - www.jw.org/es/biblioteca/Perspicacia-para-aprender-las-Escrituras/sueños/

Por qué sueña el cerebro

 




      Otro momento de placer y relajación en el cerebro, consiste en el descanso que produce el dormir. Sin embargo, el descanso al dormir, no es para que descanse nuestra mente, si no el cuerpo, pues mientras dormimos, se activa gran parte del cerebro pensante y este hace que tengamos visiones oníricas, interpretadas en el momento tan reales como la vida misma, pero que resultan como juegos de ideas, recuerdos y vivencias en absurda combinación, se trata de los sueños.

Paul Davies, escribió lo siguiente relacionado con los sueños: Los sueños son fascinantes. Quienes, como yo, sueñen de manera muy vívida, habrían tenido con frecuencia la experiencia de quedar “atrapados” en un sueño que creen ser real. La intensa sensación de alivio que acompaña al despertar es verdaderamente genuina. Y me he preguntado más de una vez por qué, dado que durante el tiempo del sueño esta es la realidad, hacemos una distinción tan clara entre nuestras experiencias despiertos y dormidos. ¿Podemos estar completamente seguros de que “el mundo de los sueños” es ilusorio y “el mundo del despertar” es real? ¿No podría ser a la inversa, o que ambos fueran reales, o ninguno de los dos? ¿Qué criterio de realidad utilizaremos para decidirlo? (La Mente de Dios, pag 105 Mundos reales y mundos virtuales, Paul Davies)

Por supuesto que muchos concluirán al leer esto que es un planteamiento erróneo, pues está claramente demostrado que los sueños son recreaciones internas de nuestra mente, mientras organiza o reestructura la información, basada en las vivencias vistas, oídas, sufridas o gozadas con anterioridad al sueño. Algunos estudios concluyen que se trata de información manejada no más de tres días atrás. Otros afirman que en realidad los sueños tan solo son reminiscencias de un arcaico mundo de sentimientos amplificados al máximo y de pensamientos fragmentarios. Pero tampoco es totalmente certera esa definición de los sueños, como tampoco me parece que lo sea la interpretación sexual freudiana de estos. Hay tanta variedad en los sueños que es difícil establecer un catálogo completo que consiga encontrar una lógica a su manifestación. 

Se calcula que en una noche durmiendo el tiempo habitual, experimentamos unos siete episodios imaginativos en nuestra mente mientras dormimos. Pero ¿por qué hace esto la mente? Aún no está claro. Y por último ¿dónde está el “yo” mientras soñamos?



En primer lugar intentemos averiguar que sucede en el cerebro mientras dormimos. Siempre se nos ha dicho que el sueño ayuda a descargar el cerebro mientras el cuerpo descansa, un proceso eléctrico-químico se produce en el cerebro que ayuda a reparar y ejercitar conexiones neuronales. Además, de dar la oportunidad de reorganizar los datos y recuerdos almacenados en la memoria temporal, en ocasiones también se relaciona con la organización de ideas que ayudan a solucionar un problema. ¡Cuántas veces nos hemos acostado preocupados por un asunto aparentemente irresoluble y nos levantamos con una solución! O en nuestra época de estudiantes, cuantas veces tras una larga jornada de estudios llegábamos al bloqueo mental, y luego, tras un descanso o un sueño reparador, al día siguiente las ideas brotaban solas. Lo mismo aplica a la memorización de un discurso o una obra de teatro que se realiza por primera vez. Esto indica que el sueño no hace necesariamente descansar al cerebro, lejos de eso, durante la noche este mantiene una inusitada tarea de reorganización de datos, algo así como una regeneración de ficheros en un disco duro de una computadora. 

Es sin embargo el cerebro el que obliga al cuerpo a descansar, pues este reduce entre un 20 o 30% la presión arterial, y lo mismo sucede con el sistema nervioso, el tacto, el oído y otros sentidos, que aparentemente se apagan. Hasta los músculos del cuerpo experimentan una especie de entumecimiento, y la persona permanece flácida, como sin fuerza. Ese descanso se aprovecha para reemplazar líquidos, reparar músculos, tejidos y células envejecidas. En el caso de los niños y adolescentes, las hormonas del crecimiento se liberan. También sucede que cuando enfermamos, y tenemos fiebre, ciertas células llamadas ALA liberan una sustancia (FLP-13) que induce al sueño, independientemente del grado de descanso previo de la persona, lo que a su vez, hace que el organismo de defensa del cuerpo segregue sustancias que estimulan al sistema inmunitario, por ello el sueño ayuda en las enfermedades y en determinadas ocasiones los médicos inducen a un paciente al sueño para que tenga más efecto cierta medicación o recuperación tras una operación de importancia. 

Durante la pernoctación se suceden varios estados largamente estudiados, aunque no existe un acuerdo definitivo sobre su función. En estos se alternan momentos de sueño ligero, profundo y otros de gran actividad soñadora. Está el famoso REM, identificable por el movimiento irregular de los ojos, la distensión y relajación muscular, es el más estudiado. A veces suceden experiencias curiosas cuando mentalmente despertamos estando aún bajo el entumecimiento muscular antes mencionado, podemos sufrir una experiencia traumática temporal, muchos recuerdan haberse despertado de alguna manera a medias, es decir, con su cuerpo aún desconectado y no pudiéndose mover, sin poder abrir los ojos, experimentando momentáneamente una extraña sensación de claustrofobia debido a que su cuerpo no reacciona, y es porque su mente pensante se ha despertado antes de tiempo. 

Dentro de los estados de somnolencia previa al sueño profundo están los estados No-REM. Dentro de estos, el inicial, que es un sueño más superficial, en el que si se nos despierta, tendemos a negar que hemos dormido, pues el sueño se mezcla con los sonidos que escuchamos, incluso podemos repetir más o menos lo que han dicho, aunque realmente durante ese tiempo perdimos la concentración. Luego pasamos a la fase Delta, cuando el sueño es profundo y reparador, no está claro si hay sueños en este periodo, pero si los hubiese serían incoherentes y posiblemente llenos de imágenes, sin apenas sonidos, similar a la primera fase REM. Pero según nos acercamos a los últimos periodos REM, abundan los sueños con historias largas y más completas a medida que se suceden las diferentes etapas. 

Otra cuestión que intriga a muchos es por qué tan solo recordamos a lo sumo uno de los sueños, por lo general el último. Una explicación plausible la encontré en la obra “Dormir y soñar, la mitad nocturna de nuestras vidas” del autor alemán Dieter E. Zimmer. 

Se cree que durante la noche podemos pasar por dos o hasta tres fases REM y las últimas, ser más intensas, aunque en realidad la proliferación de sueños se llevan a cabo en las fases laterales, es decir en los estados No-REM. Sin embargo, en esos periodos previos o iniciales de la ensoñación, como indicamos antes se suelen tener imágenes borrosas, oír voces, cosas inconexas, imprecisas, sería difícil que alguien pudiera explicar con detalle lo que ha soñado si es despertado en ese momento. Pero si esa preocupación o perturbación mental pasa al estado REM, donde se crearán historias mucho más desarrolladas, con acción, donde podemos correr, caernos, saltar y mantener conversaciones con otros, se convierten en historias completas, si en ese momento nos despertamos, repentinamente, es muy posible que recordemos todos los detalle del sueño. Luego si pasamos a otro estado No-REM, el sueño se irá diluyendo, es posible que estos siguientes sueños, sean continuación del anterior, o inconscientemente intentemos prolongar la experiencia placentera o no, pero mientras más lentamente despertemos, menos detalles recordaremos de ese sueño. A veces, nos despertamos recordando las vivencias o emociones del sueño, pero no logramos recordar todo su contenido y durante nuestro despertar, hacemos un esfuerzo frustrante por recordar aquel sueño tan emocionante. En ocasiones, detalles de ese sueño quedan grabados en la memoria, y cuando sufrimos una experiencia o visión similar o escuchamos una historia que se asemeja, de inmediato pensamos que ya habíamos vivido eso, es en parte la razón de algunos “Déjà vu” o recuerdos de situaciones o experiencias ya vividas.

Otro detalle a tener en cuenta, es que es más fácil recordar sueños relacionados con acciones, con muchos sentimientos y de gran impacto, que otros menos precisos. Por supuesto, unos sueños hacen olvidar a los anteriores, por ello, por intenso que haya sido nuestro episodio en la fase REM, si no nos despertamos en ese momento, ni en la siguiente fase No-REM, podremos volver a sueños cortos, algunos relacionados y otros no y estos van borrando a los anteriores definitivamente. 


Así que en definitiva, dependerá de momento en que nos despertemos, el que recordemos varios episodios, o uno muy largo, cargado de detalles, o simplemente vagos recuerdos o detalles inconexos. Suele coincidir que las personas que tienen el sueño ligero, que afirman dormir poco y mal, suelen ser las que recuerdan más sueños, por el hecho de despertar inmediatamente tras un sueño REM. Otras, sin embargo, apenas recuerdan cuando sueñan o los sueños recordados consisten en vagos detalles que olvidan a los cinco minutos, independiente del tiempo que duerman, para estas últimas, sin embargo su sueño es mucho más reparador. 

Antes mencionamos que en estados febriles, cierta sustancia produce sueño, esto es con el fin de que el sistema inmunitario actúe, pero como el cerebro o nuestro yo, no quiere dormir, se producen un sin fin de estados No-REM y REM, a veces nos despertemos repentinamente y al despertar tenemos la sensación de haber estado toda la noche con un sueño insistente y repetitivo. Eso se debe a la lucha interna que nuestro cuerpo libra y que en nuestro cerebro se convierte en lucha por provocar sueño y mantener la consciencia a la vez.  

El neurocientífico Francis Crick sugería que la misión de los sueños era el desaprendizaje, pues según este, las neuronas en las que se alojan los pensamientos y recuerdos en ocasiones guardan recuerdos innecesarios que son despreciados como de poca importancia y mientras estos se desalojan, durante el sueño, es posible que se realicen conexiones neuronales con diversos datos sin relación alguna y se creen redes y combinaciones parasitarias de recuerdos subjetivos, con estos materiales de la memoria es con los que se producen y desarrollan las historias de los sueños. Entonces las vivencias que visualizamos como realidades, provienen de esas extrañas e incoherentes imágenes y recuerdos huérfanos. 

Un 46% de los sueños tienen que ver con situaciones desgraciadas o estresantes, a eso se debe el alivio que sentimos en muchas ocasiones al despertar. Esto sucede más a menudo cuando el sueño envuelve mucha acción, en un momento dado se puede producir un movimiento convulso del cuerpo o de cierta articulación, incluso lanzar una voz o un grito y es posible que esa misma acción nos despierte. A esto le llamamos tener una pesadilla o un mal sueño. Pero también sufrimos en ocasiones la experiencia inversa, despertamos repentinamente interrumpiendo un sueño agradable en el que estábamos por disfrutar de una experiencia gratificante con una persona querida, o nos encontrarnos en un lugar idílico, recibiendo un premio o a punto de encontrar un tesoro, y esto conlleva la frustración de darnos cuenta que la felicidad alcanzada, sea porque la persona amada nos correspondía o aquellas vacaciones de ensueño o el tesoro a punto de descubrir, eran una farsa y volvemos a nuestra dura realidad. Puede que incluso nuestro yo, intente volver a esa falsa realidad, buscando forzar de nuevo el sueño, la mayor de las veces en vano.