Lo políticamente correcto frente a la naturaleza mental

 



¿Existe hoy día realmente la libertad de pensamiento y expresión? Hace años, hablar de ateísmo, de libertad sexual, de feminismo, de homosexualidad, era un tema tabú y pocos defendían sus criterios o ideas al respecto, aunque desde los años sesenta y setenta del siglo XX las cosas fueron cambiando y se pasó a cierta tolerancia o respeto hacia estas tendencias. Con respecto al movimiento LGTBI, como ya explicamos antes, la mayor parte de las personas décadas atrás no aceptaban tales conductas y se veía mal que alguien con esas tendencias las demostrase abiertamente, por lo general, era señalado, vilipendiado, en muchos lugares significaba encarcelamiento o privaciones, incluso maltrato y muerte. Artistas y personas importantes socialmente hablando ocultaban su tendencia sexual y aparentaban ser normales desde el punto de vista de lo moralmente establecido en su época. 

No obstante, en un proceso de varias décadas, la ventana de Overton se ha abierto en una dirección opuesta, no solo en este tema si no en otros relacionados con el sexo: Hoy día en la mayor parte del mundo occidental, expresarse libremente solo se atreven aquellos que expresan que creen en la libertad de elección sexual, el hombre moderno solo puede hablar bien de la igualdad absoluta de los sexos, el hombre actual está obligado a ver la homosexualidad como una alternativa natural, el máximo exponente de la libertad sería que desde niños pudiéramos sentirnos con la libertad de elegir con que alternativa sexual nos identificamos, que se legalice el matrimonio gay y que la gente ame a quien quiera. Ciertos grupos de poder considerados avanzados y progresistas se afanan por influir en el pensamiento de las políticas a aplicar. ¿Qué sucedería si alguien, aunque sea una autoridad en ciencia se atreviera a comentar que la homosexualidad no es natural, en el mejor de los casos no conduce a nada y va contra la continuidad de la especie? ¿Qué hay si menciona que la transexualidad es un defecto o trastorno físico de difícil solución? Aunque en privado lo piense, decirlo en público puede costarle el puesto, su reputación, incluso puede arriesgarse a ser tachado de homófogo y sufrir las consecuencias.  

Algo similar ocurre con la igualdad de género, diferenciar la violencia machista y defender los derechos de las mujeres en aspectos laborales y de otra índole es algo normal y correcto. Pero la meta del ideal feminista es que exista una paridad absoluta en sueldos, en la cantidad de mujeres en los centros directivos de las empresas, en los gobiernos y que las labores del hogar, cuidado de niños o mayores recaiga en ambos. Lamentablemente es un ideal de complicada aplicación práctica, no solo porque el hombre no quiera compartir su posición en cuanto a lo laboral, si no que no hay suficiente empleo bien remunerado para todos, tampoco es atractivo cualquier trabajo para todas las mujeres, muy pocas buscan ser mineras, no siempre se puede equiparar la fuerza natural de un hombre con la de una mujer para determinadas labores físicas, ellas y ellos tienen otras preferencias. Pocas familias contratarían a un hombre adulto para cuidar de sus hijos, trabajos relacionados con la construcción, en asuntos técnicos pocas mujeres lo escogen y el sistema tiene sus límites.






Otro asunto es el trato entre sexos. Ya no solo se pide respeto y buenos modales, el feminismo extremo exige que el hombre no se atreva a tocar, piropear, ni besar a una mujer sin su consentimiento. Se han dado casos de denuncias hacia hombres por llamar guapa a una mujer o propinar un beso en determinado momento. Y una opinión discordante en esta materia sensible está muy mal visto, los medios de comunicación se esfuerzan por criticar cualquier discrepancia en estos asuntos, pero en ocasiones da la impresión de que el ideal de igualdad que se busca se coloca por encima de la propia naturaleza humana, al extremo de influir en las formas, el trato entre sexos, al considerar ofensivo el piropo, la alabanza de lo físico, y por supuesto no nos referimos a los comentarios obscenos o actos de exhibicionismo sexual que si entrarían en la categoría de ofensas, pero hay una diferencia entre eso y lo anterior, luego están las formas educadas de dejar pasar a la dama antes, abrirle las puertas del vehículo, colocarles la silla en el restaurante, o tomarle la mano al bajar de un tren, esto en ocasiones se llega a considerar como una actitud de micromachismo que busca la subordinación de la mujer por considerarla inferior, como una forma de demostrar quién es el poderoso o más fuerte. También es verdad que un hombre por lo general no se muestra galante hacia otro hombre, pues siempre se ha considerado que la galantería y buenas formas se usan al tratar a una dama, pero esto, ahora se intenta señalar como denigrante. Los piropos o saludos de desconocidos se ven como manifestaciones de acoso y una mirada por atracción como forma de violencia. 




Parece a todas luces que se busca una igualdad ideal y respetuosa, pero que como hemos dicho antes, va más allá de la naturaleza humana. Pues física y cerebralmente queda claro que no somos iguales, no se debe obviar las diferencias físicas, así como no se pueden forzar los gustos, tendencias, deseos, intenciones internas y maneras de sentir o actuar hacia el sexo opuesto. El hombre si está sano, físicamente se considera más fuerte que una mujer en igualdad de condiciones y por ello quizás considere apropiado ayudar a una mujer a llevar el peso, o ayudarla si se encuentra en peligro a costa de arriesgar su propia vida, es difícil imaginar eso a la inversa, o si en un barco se trata de salvar a alguien, se ve bien que mujeres y niños se salven primero, pues se considera más indispensable salvar a una madre que a un padre, pocos hombres y mujeres cuestionarían eso o lo considerarían machista. Por otro lado, cuando hablamos de un hombre hetero, cuya naturaleza es sentirse atraído por una mujer, su vista de manera natural será observar la belleza de esta o fijarse casi instintivamente en los atributos femeninos, por supuesto controlando sus instintos más básicos. Por otro lado, una mujer igualmente actuará de una manera específica para atraer la atención de los hombres, difícilmente se sentirá libre de tomar la iniciativa, a veces sin darse cuenta de ello, en ambos casos se hace bajo el influjo del subconsciente interno y natural no necesariamente aprendido. La actual situación en la que se fuerza una supuesta igualdad que más bien parece una relación reglamentada, donde es difícil saber cómo actuar sin ofender, puede hacer muy difícil encontrar pareja, sobre todo a partir de la frontera de los 25 años, que es cuando los tradicionales cánones de conducta hacia el sexo opuesto están en entredicho, por eso son muchos los que buscan pareja desde aplicaciones, páginas web o programas de televisión que les den la oportunidad de demostrar sus deseos naturales sin “importunar” a nadie, se extiende el miedo o la inseguridad ante el sexo opuesto. Aunque en la sociedad aparentemente impera la libertad sexual.




Por otro lado, ciertas decisiones desesperadas, forzadas por las circunstancias se conviertan en derechos. Por ejemplo, abortar es un derecho primordial de la mujer y poder morir cuando uno lo desea como el legítimo paradigma de libertad. Decir lo contrario o rechazar tales conductas, actitudes, derechos y libertades está muy mal visto y pocos se atreven a alzarse contra estos nuevos paradigmas. En occidente hay cosas de las cuales a muchos les gusta presumir y reciben a menudo los aplausos de los demás, entre otras está el rechazo a las instituciones religiosas, no aceptar la fe o las creencias, renegar de Dios, denigrar lo espiritual, negar y repudiar las normas de antaño, considerarlas opresoras y desfasadas. El mal o el bien son conceptos relativizados, que no tienen el mismo sentido tradicional.

Todavía hay quienes, desde su posición política e ideológica se atreven a expresar su rechazo moderado o extremo a estos cambios, pero los medios de comunicación, el cine, la radio y otros medios, en una actitud de autocensura, silencian o vilipendian a quienes hablan contrario a estas cosas.  En pocos años, hablar o sencillamente expresar objeciones a algunas de estas conductas, o no comulgar con este tipo de criterios se considerará un delito y todos aquellos que no aboguen por ese punto de vista serán atacados por la sociedad y castigados por las leyes. La ventana de Overton está funcionando.

La cultura Woke está forzando a que estos asuntos se apliquen en todo ámbito, dese las escuelas, el cine, la televisión, radio, los comunicadores de hoy ya no son libres de expresarse sin temer a ser atacados de alguna u otra manera. Realmente nadie se considera Woke, pues es un nombre despectivo interpuesto por el lado contrario para señalar a aquellos que quieren forzar a la sociedad a ser feministas, ecologistas y apoyadores del movimiento LGTBI. No pretendemos concienciar hacia a un lado u otro al lector, tampoco atacar ninguna tendencia, ni indicar qué es bueno o malo, ni rechazar la libertad ni los derechos de los que antaño han sido discriminados y atacados por su condición sexual, tampoco atacar a quien piense distinto, sencillamente estamos exponiendo lo que ahora se considera políticamente correcto.

Por ejemplo, en mi caso al escribir sobre esto, siento que tengo que medir mucho las palabras para evitar que algunos vean ofensivo lo que expongo, me acusen de machista, homófogo o retrógrado, o por el contrario, recelen que con mis palabras apoyo la revolución woke, por tanto ya no estoy escribiendo libremente lo que pienso, tengo que medirme y restringirme, pese a que nunca me ha gustado atacar a una u otra forma de pensar y me considero absolutamente neutral en lo político, pero no me siento ahora mismo libre, como no se ven libres millones de personas que tienen que restringir lo que piensan o sienten en pro de una sociedad que busca el control sistemático del pensamiento y de lo que está bien o mal. En determinados casos, se utiliza esa supuesta manipulación a fin de obtener resultados positivos en la sociedad, mejorar, concienciar y se consigue. Así repetir lo del cambio climático, llamar la atención a las catástrofes naturales y relacionarlas todas con el calentamiento global logra hacer que muchas personas se conciencien en la cultura del reciclaje, utilización de los transportes públicos y otras actitudes cívicas, eso en sí nos es malo, independientemente de que algunos lo consideren una exageración interesada. Lo mismo podemos decir de la violencia sexual o de género. Por supuesto en ocasiones los medios, faltando a la verdad, sobre todo cuando se resaltan noticias sobre estos hechos, amplificando su magnitud, ocultando las acusaciones que resultan falsas, hacen pensar que hay un aumento de la violencia machista o sexual, cuando en realidad si se tienen en cuenta  los datos estadísticos de años atrás se observa una disminución general de estas cosas. Y los resultados son positivos, pues con esto se consigue, si bien no eliminar, si reducir aún más los delitos relacionados con esto y concienciar a la sociedad de no tolerar la violencia en el ámbito familiar. Es la principal razón de que los casos de violencia doméstica en España, por ejemplo se han reducido notablemente, sobre todo desde que las estadísticas empezaron a contar allá por el año 2004. Antaño se contaban por cientos los casos, ahora una cuantas decenas. Sin embargo, la sociedad piensa que el mal va a peor y hay que luchar por atajarlo, se ha logrado concienciar a la sociedad de la importancia de denunciar cualquier acto que indique violencia de un hombre hacia una mujer y está dando buenos resultados. En este caso, se puede decir que el fin justifica las maneras.

Sacar estos ejemplos a colación es tan solo para demostrar cómo funciona la ventana de Overton, para bien o para mal, no pretendo negar la realidad, todo lo contrario, ser lo más objetivo posible. Pero, esto no evita que en la situación actual, estemos inmersos en una pugna ideológica constante, vivimos en una ápoca en el que subsisten dos polos opuestos y enfrentados sin posibilidad de acuerdo alguno, el enfrentamiento ideológico está servido, pues hay muchos movimientos conservadores que no ven con buenos ojos asuntos, como el matrimonio gay o el aborto, sin embargo, la balanza parece inclinarse más por la causa progresista, pues en muchos países, incluso bajo gobiernos conservadores no se atreverían a derogar ciertas leyes o derechos de aquellos grupos de presión. Pero, por alguna razón, la población se ha polarizado y radicalizado. Lo mismo sucede en cuanto a ideología política, no parece existir término medio, es decir o se es de izquierda, progresista, ecologista, feminista y ateo o se es de derecha, conservador, creyente, defensor de la familia y que niega el cambio climático. Ambos lados mantienen unos parámetros enfrentados, sin contar con que hay mucha gente con opiniones distintas y relativamente moderadas en ambos lados, hay muchos que apoyan criterios de ambos lados y otros que rechazan politizar sus ideas, pero cuya libertad de pensamiento está siendo pisoteado o presionado para que apoye unas tendencias y reniegue de las otras.  

Visto así, dejarse llevar por la opinión pública o la conciencia colectiva es como dejarse arrastrar de aquí para allá por todo viento de cambiante ideología o enseñanza, no es usar su verdadera libertad con conocimiento de causa, si no por lo que es popular en el momento. Antiguamente, en la edad media se quemaban a los que discrepaban de lo que la Iglesia afirmaba, o quien se atreviera a contradecir al rey de turno, se acusaba de brujería a la mujer libre, claro que eran una minoría de personas las que estaban bajo ataque, por más que se diga que eran muchos. Ahora, sin embargo se discrimina y criminaliza a quien defienda ciertos tipos de creencia y la tendencia al menos en occidente parece llevarnos a un mundo ateo y donde lo políticamente correcto modificará los parámetros de libertad, pues los no afines a ese ideario serán una minoría. Como vemos, lo que se repite en todos los casos es que las opiniones minoritarias siempre serán mal vistas y atacadas de una u otra manera. Se nos supone una sociedad más libre, pero no lo es realmente. 



¿Conciencia colectiva o manipulación mental?


 

Cuando hacemos referencia a las creencias compartidas, o las actitudes morales comunes en una sociedad, que de alguna manera funcionan como una fuerza unificadora dentro de un grupo, se suele definir como “conciencia colectiva”. Y se dice entonces que esta fuerza se encuentra separada de la conciencia individual, pero de alguna le da forma, la domina o controla.

Esta es la definición oficial de “conciencia colectiva”, pero bien pudiera hacer referencia a otro tipo de sutil influencia o de control externo intencionado. La manipulación social es un hecho demostrado en todas las sociedades humanas, se basa en crear conciencia en una u otra dirección, haciendo uso del poder de los medios de comunicación, del control de la educación, y en el peor de los casos, valiéndose de la ocultación de la verdad, o directamente del engaño. Muchos gobiernos y religiones han hecho uso de este poder de manipulación, sobre todo en tiempos de guerra, o bajo dictaduras, forzando a que la población albergue odio racial, nacional o religioso, aun no siendo lo natural en la conciencia individual.  

A menudo se hace referencia también a la llamada opinión pública, aduciendo que esta es la opinión generalizada o estándar de una sociedad. A menudo los medios de comunicación y los centros de estudios estadísticos son utilizados para crear opinión pública. ¿Cómo? Por ejemplo, si en determinado estudio estadístico indica que un 21% de los jóvenes españoles entre 18-25 años les gustaría probar con alguna relación homosexual, y que un 15% las ha probado y les ha gustado, esto puede verse como una tendencia en alza y puede ser utilizado como una normalización de las conductas LGTBI entre la juventud. Así es como es presentado en un país que tolera y defiende los derechos de este colectivo.

Pero si la misma noticia se diera en Polonia, Rusia u otro país no tan tolerante, posiblemente utilizarían otra parte de la encuesta, la que muestra que el 64% de los jóvenes entre 18 a 25 años no le interesa, y rechazan probar este tipo de relaciones, o que el 74% de los mayores de 34 no la toleran y la ven repugnante. Allí se diría que la mayoría de los jóvenes rechazan esas conductas y por tanto, hay base suficiente para no aprobar leyes sobre derechos para los que practican dichas tendencias sexuales, a fin de no molestar a la mayoría social. En ambas se manejan datos verdaderos, por supuesto que en las encuestas hay un porcentaje de mentiras, de posicionamiento ante lo políticamente correcto en su entorno, es lo que los jóvenes llaman postureo. En muchas encuestas se responde por moda, influencia, por una actitud de rebeldía. Pero según lo que se pretenda informar se procuraría, aún siendo negativos los datos, dar lo que a cada medio le interesa dar, y ese dato quedaría reflejado en la mente del público, como mayoritario, incluso aunque, como en el primero de los casos se trate de estar por debajo de un 30%. Lo mismo puede aplicar a otro tipo de dilemas morales que son de actualidad hoy, como el aborto, la gestación subrogada, el divorcio, las bodas gais, la legalización de la Marihuana y otros asuntos.

En todos los casos se da por hecho que una sociedad las acepta o las pide, valiéndose de las estadísticas, pero sin aportar todos los datos que ayuden a colocar las conclusiones de manera objetiva. Y es que según el experto en geostrategia, Pedro Baños, autor del libro “El domino Mental”, los medios juegan con un hecho y es no proporcionarle al cerebro el espacio y tiempo necesarios para el uso de la razón o la reflexión. Por ello se dan las noticias y los datos de manera manipulada, sesgada e interesada y el tele-vidente, a quien no le interesa o le da miedo decidir por sí mismo, opinar o dar a conocer su propia reflexión sobre estos asuntos, prefiere encontrar justificación en los datos que los medios ofrecen, empaquetados en un color determinado previamente, basados en las encuestas con preguntas dirigidas en una dirección, datos que como vemos suelen ser sesgados e interesados con el fin de fomentar o denostar ciertas actitudes. En otros casos, por preferencia personal o política una persona se inclina a aceptar la opinión de cierto tertuliano, que además presupone que estará más informado que él, de esa manera se creará en su mente una idea de lo que es correcto o exacto, una supuesta verdad, que es la opinión pública, de acuerdo al sentido que le den otros.   


 Se habla también de usar el sentido común, como medio para actuar dentro de los cánones lógicos de esa sociedad. Pero en realidad, tanto una cosa como la otra van en función de la educación en valores y normas impuestas en una sociedad organizada y por lo general, dependen no de las opiniones mayoritarias, sino las impuestas por el poder dirigente de turno. Siempre ha sido así, por eso surgen diferencias tan grandes en la manera de ver u opinar sobre ciertos asuntos, como pueden ser la idea religiosa, el matrimonio, la homosexualidad, la igualdad de sexos y otros asuntos que a lo largo del tiempo han cambiado sustancialmente en la mayoría de las conciencias.

En la sociedad europea y occidental en general se habla de lobbies o grupos de influencia, en algunos casos representan a diferentes industrias, movimientos sociales, gremios de empresarios de las comunicaciones, prensa, radio o de sectores de la economía, la banca, empresas de bolsa, del sector alimenticio, de la medicina, incluso existe el llamado lobby gay, (que entre otras cosas, busca conseguir mayores derechos para el colectivo de LGBTI), en el lado opuesto, puede haber extremos ideológicos que intentan meter sus idealismos en las redes sociales, que es el medio más eficaz de esparcir influencia hoy día. Todos estos grupos de presión, suelen estar formados por personajes influyentes y con buenos contactos entre los políticos, y que de alguna manera influyen en sus decisiones, fomentan la creación de opinión pública y procuran influir en la información y educación de la sociedad. Todo eso es, en definitiva, lo que se viene a llamar “la conciencia colectiva”, no podemos decir que sea algo que surja de la nada, ni de forma natural, si no que es una forma de imposición desde las líneas de poder hacia la población. Por ejemplo, en otro libro “la encrucijada mundial” el divulgador y experto en contrainteligencia y seguridad, antes citado, Pedro Baños, reconocía que en los últimos tiempos los medios de comunicación utilizan lo que él llama hostigamiento informativo, en el que más que hacer pensar al televidente, prima la carga emocional, con una narrativa parcial e imágenes sesgadas, sin dar opciones o posibilidades para que quien vea el telediario pueda pensar, llegar a conclusiones completas de la noticia. 

Por ejemplo, en determinados medios llamados la prensa rosa, se muestra una foto, de un famoso con una persona a la que se expone como la nueva amante de este, sin explicar la realidad, se da por sentado que está saliendo con otra, el resultado es que esto ha llevado a propagar de manera fácil medias verdades o información subjetiva que se toma como verdades absolutas, en algunos casos directamente se propagan falsas noticias o como gusta llamarlas “Fake news”. Para informarse de manera más completa hay que leer varios periódicos de diferente tendencia y no ver los telediarios de media hora, si no los programas donde se desgranan las noticias de manera más extensa, se preguntan a los testigos, se contrasta la noticia bajo distintos expertos, algo que no es posible para el estilo de vida veloz en el que vivimos.

La Ventana de Overton

Algo muy relacionado con esto que hemos hablado antes es el efecto conocido como la “ventana de Overton”, una forma de manipulación de las masas por medios sutiles y de manera gradual. Joseph P. Overton desarrolló en los años 90 una teoría con la que pretendía explicar cómo se consigue manipular a la opinión pública y hacer que una cosa que en un determinado tiempo se consideraría amoral o delictiva, se puede convertir en una conducta aceptable, una elección correcta, incluso en la mejor de las opciones, que esté bien vista y sea respetable, o a la inversa, algo bien visto en un tiempo o una costumbre común se convierta en algo repulsivo o como mínimo retrógrado tiempo después.


La teoría diseñada por Overton llega al extremo de afirmar que, si se dan ciertos pasos, controlados y sostenidos en el tiempo, es posible que hasta el canibalismo, el bestialismo o el abuso de menores se pueda llegar a considerar como una práctica bien vista. Suena terrible e impensable que esto suceda, pero también se opinaba igual de la homosexualidad en siglos pasados, cuando era considerada como una degradación moral que merecía la cárcel o la muerte, y ahora sin embargo cuentan con una opinión favorable, como una de las más grandes muestras de la libertad del ser humano y una forma natural de demostrar amor sin barreras ni prejuicios.

Sucedía lo mismo con el aborto voluntario, que antaño era catalogado como un crimen y ahora la legislación de muchos países la defienden, muchas mujeres se manifiestan a favor como una protección y un derecho de las ellas, una decisión libre sobre su cuerpo, que no debe ser criticada, ni criminalizada. Actualmente en el mundo en general, ambas ideas enfrentadas respecto al aborto aún están a medio camino entre el rechazo y la aceptación, dependiendo de la cultura o tipo de gobierno de cada país.

Claro que algunos podrían señalar que estamos haciendo demagogia al comparar aborto u homosexualidad con canibalismo o abuso de menores. No es esa la intención, sencillamente me limito a explicar una realidad, que años atrás ciertos actos se veían tan mal como se puede ver hoy día el canibalismo, es más, ha habido culturas donde se han dado casos de canibalismo, y era bien visto, hoy día ya ha sido superado. En todo caso este cambio de actitud frente a estas cosas nunca es repentino, si no gradual. Se podría decir lo mismo de la manipulación genética, ahora suena mal en determinados ámbitos, pero cuando se habla de aplicaciones médicas no parece tan desfavorable la acogida.

En un mundo que evoluciona, la conciencia colectiva cambia en una dirección u otra, a veces incluso vuelve al lado opuesto en cuestión de un tiempo. Antes de profundizar en la teoría de Overton, pensemos en un asunto menos baladí, la apariencia personal. Antaño, por ejemplo en los años 50 del siglo pasado, llevar marcas en la piel, como tatuajes, piercings y otros, era signo de rebeldía. Los tatuajes en brazos u otras partes del cuerpo eran costumbres de ex presidiarios, delincuentes o personas brutas, violentas, en el mejor de los casos hombres de la mar, acostumbrados a tareas duras y vidas disolutas. Perforarse nariz y orejas para ponerse argollas o cadenas en los años 80 del siglo pasado pertenecía a la cultura punk. Pero en las últimas décadas es una moda que se ha ido infiltrado, primero en círculos influyentes, como futbolistas, cantantes de rock o pop y celebridades en general. Desde ese momento, la conciencia colectiva cambió y mucha gente, “normal” se siente motivada a pintarse en la piel un bonito o llamativo tatuaje o ponerse un arete en la nariz. En los medios se habla de la moda, se le da publicidad, personajes populares presumen de llevarlos. Recuerdo que hace pocos años surgían noticias de personas que se quejaban de ser rechazadas en ciertos empleos por llevar tatuajes o piercings, la noticia se daba de tal manera que la opinión pública se ponía a favor de quien lo llevara, no debería perder su empleo por eso, se decía y poco a poco se ha ido filtrando la idea de que aquello es algo normal y digno, que nadie debe juzgar a nadie por la apariencia. A día de hoy, es parte de una normalidad, llevar tatuaje es una elección libre. Pero es posible que se convierta en una imposición, si una determinada ideología política o religiosa dominante marque un camino a seguir y se establezca que llevar determinado tatuaje, indica que la persona que lo lleve sea visto como alguien de más prestigio, valor o carácter, influirá de manera determinante y se señalará a quienes se opongan como rebeldes. Es en ese momento cuando los tatuajes se convierten en una imposición cultural y llegan a formar parte de la conciencia colectiva u opinión pública, dejarían entonces de ser actos de libertad.

Pero, supongamos una cosa. ¿Qué pasaría si con el tiempo se descubriese que estos tatuajes, o las tintas con las que se realizan son dañinos, que producen carcinomas de piel o envenenamiento sanguíneo? Es probable que eso pudiera provocar que mucha gente dejaría de ponérselos, otros buscarían los remedios para contrarrestar los peligros, aunque siempre quedaría el típico rebelde que lo seguiría haciendo sin más, pero la costumbre de tatuarse quedaría relegada a una minoría, tal como antaño lo era.

Consideremos otro ejemplo real de algo que está ya a medio camino entre la popularidad y el rechazo: El uso del tabaco. Fumar tabaco nació en el antiplano andino en la época precolombina, como una forma ritual de iniciación religiosa, a menudo era una práctica llevada a cabo por chamanes, sacerdotes y curanderos en rituales de iniciación o buscando la inspiración espiritual. Para los aztecas el tabaco hasta tenía ciertas propiedades medicinales, pero su uso no estaba autorizado, ni era común en la vida diaria del ciudadano de aquellas zonas. Cuando los conquistadores llegaron a América, descubrieron su uso y con el tiempo lo llevaron a Europa y más tarde se internacionalizó su consumo.

La utilización del tabaco en los años 40 y 50 del siglo XX llegó a ser sinónimo de prestigio. Estaba bien visto fumar, era común en casi todos los estamentos sociales, y en algunos casos fumar se consideraba una muestra libertad, pues para muchos jóvenes significaba el paso necesario para hacerse o sentirse adultos, o en el caso de las mujeres para demostrar su emancipación. Políticos, personas del cine e influyentes personajes se convirtieron en fumadores empedernidos, sin que nadie los criticase por ello y el tabaco se anunciaba libremente, como se anunciaba cualquier producto alimenticio. Se podían ver a deportistas, mujeres embarazadas, médicos, anunciando tabaco, incluso era común que las empresas de tabaco patrocinaran eventos deportivos. Con el tiempo, según se han ido descubriendo los peligros del tabaco en la salud, por ello las autoridades tuvieron que tomar ciertas medidas. Se empezó por prohibir su publicidad en radio o televisión, se les negó que patrocinaran eventos deportivos, después se han realizado campañas de prevención en los medios, se prohibió el uso en ciertos lugares públicos, en hospitales, cines, bares, transportes públicos, en algunos países no se puede fumar en espacios públicos abiertos, como parques, playas o avenidas. Es posible que con el tiempo, hasta se llegue a prohibir su venta, convirtiendo a los fumadores en una especie de drogadictos obligados a acudir a los traficantes para saciar su necesidad de nicotina. Así, un producto de uso popular se ha convertido, con razones científicas y medicas en un producto peligroso, dañino, y a evitar. Pocos, muy pocos defienden ahora el uso del tabaco como un elemento sano y la mayoría lo ven como un vicio al que necesitan vencer. Sin embargo, pasa lo contrario con ciertas drogas llamadas blandas, como las derivadas del Cannabis, Marihuana o Hachis), son cada vez más personas influyentes los que se postulan a favor de que se libere su venta y consumo, hasta algunos economistas ven con buenos ojos que la venta se legalice, de tal manera que se convierta en una industria próspera y un revulsivo para la economía. Los defensores señalan hasta ciertos factores positivos y terapéuticos de su consumo, sin apenas mencionar los daños cerebrales y pulmonares que provocan, los argumentos utilizados llevan a concluir que se eliminaría mucha delincuencia y violencia por causa de la ilegal distribución actual y que los gobiernos se beneficiarían de los impuestos recaudados con su venta regulada, ayudaría a subir el PIB del país. Según algunos expertos, es muy posible que esos mensajes calen en la sociedad y en la política, de tal manera que se logre la venta libre de ciertas drogas mientras se lucha por la erradicación de otras. Así funciona la ventana de Overton, en algunos casos como una protección ante un vicio dañino en otras como una mejor visión del provecho que saca la sociedad al liberalizar ciertas sustancias.

Visto así, parece que sea algo beneficioso para la sociedad y se pueda considerar como un eficaz método de educación social positivo, pero también con ese sistema se ha manipulado a las masas hacia conductas malsanas y realmente perniciosas. Tomemos como ejemplo lo sucedido en Alemania en las primeras décadas del siglo XX, el odio a ciertas razas o el interés en generar prejuicios contra cierto colectivo, como sucediera en el periodo nazi contra los judíos, tuvo sus inicios pequeños, culpando a estos de la derrota en la I guerra mundial. Pero la llegada al poder del nazismo abrió la ventana de Overton. En tan solo unos pocos años, la mayor parte de la población aceptó con gusto o simplemente con indiferencia, el hecho de que se impusieran restricciones a la población judía. Parece impensable que millones de personas no se dieran cuenta de lo que el aparato del gobierno llevaba a cabo con vecinos, amigos, compañeros de trabajo, al privarles de los derechos más fundamentales, difícilmente podían defender los ciudadanos comunes que no supieran la creación de los guettos y después los campos de exterminio y aceptaran aquello sin protestar. Es verdad que se trataba de una dictadura y todos temían llevar la contraria al sistema. Pero hubo algo más que miedo en la población, también se encuentra un grado de aprobación o permiso tácito para llegar a ello, en muchos casos la población colaboraba en delatar donde se escondían judíos o en señalar quienes lo eran, en parte porque durante los primeros años vieron el resurgir de la economía y el progreso de sus ciudades, y esto lo atribuían a las buenas políticas del gobierno, las cuales incluían las raciales.

Caricaturas antijudías en tiempos nazis que influyeron negativamente en la sociedad de su tiempo. 



Para llegar a ese grado de colaboración y apoyo a esas ideas racistas tan deplorables y mal vistas hoy día, se tuvieron que dar ciertos pasos previos, mensajes que llegaron y se filtraron entre la población, calando en la mente de muchos. Primero se empezó por culpar a los judíos de la derrota en la guerra del 1914-18, de favorecer el comunismo ya que los primeros impulsores del comunismo fueron judíos. Hasta líderes religiosos empezaron a repetir hasta la saciedad que los judíos eran una raza de avaros, seres sin escrúpulos, culpables de la muerte de Jesús. Después, se puso de relieve que estos se enriquecían con el engaño, la usura y de ser una comunidad que buscaba la dominación mundial. Se fue generando odio, por medio de acusaciones falsas y toda clase de prejuicios contra la comunidad judía, que hasta ese tiempo estaba muy integrada en muchas ciudades alemanas y europeas. Así, se llegó a la noche del 9 al 10 de noviembre de 1933, llamada la noche los cristales rotos, fue presentado como una reacción espontánea y voluntaria de la población por cierto atentando terrorista en el que se señaló a un joven judío polaco. Se atacaron los comercios y sinagogas judías, con el beneplácito del estado, sin que la policía interviniera. Después vendría la creación de los guettos en diferentes ciudades, con el silencio cómplice de la población, muchos de los cuales aplaudieron tales iniciativas gubernamentales, convenciéndose de que eso les daría seguridad. Posteriormente vinieron las deportaciones y los campos de concentración, que si bien no estaban cerca de núcleos urbanos, mucha gente supo de su existencia y sin embargo se guardó silencio cómplice. Apenas hubo protestas por ese trato vejatorio hacia ese grupo de personas, tan solo se conoce una en Rosentrasse, y fue por parte un grupo de personas que protestó en 1942 cuando se presionó e instó a la población a romper matrimonios con judíos y se llevaron detenidos a muchos esposos de matrimonios mixtos, fueron entonces, mujeres en su mayoría, las que protestaron y al final se les concedió lo que pedían, lo cual demuestra que si la población se hubiese levantado en protesta contra las medidas racistas que se estaban tomando, posiblemente se hubiesen evitado muchas de las atrocidades que se cometieron. Pero lamentablemente para entonces, la sociedad del momento estaba alelada y aceptaba sin más aquella situación. Hoy día parece impensable que actitudes así se pudieran repetir, pero el caso es que se hace, en Israel actual, la actitud y el trato hacia los palestinos no dista mucho de lo que ellos sufrieron en Alemania nazi, se han expropiado campos y casas a palestinos para reubicar a colonos judíos, se han creado guettos, se han levantado muros, encarcelado y expulsado a miles de ciudadanos palestinos, todo con la aceptación de la sociedad.

También en tiempos recientes se puede decir que vivimos en un mundo unificado y dominado por internet, las redes sociales se están convirtiendo en algo así como la conciencia cibernética, en estas se vierten mensajes de todo tipo, desde revoluciones políticas, como las de algunos países árabes en la mitad de la década del 2010, así como toda corriente variopinta de ideologías y fake news, desde negacionistas del cambio climático, pasando por antivacunas del Covid, cospiranoicos y otros.

Contradicciones en la conciencia colectiva

Por supuesto, que si los estamentos gubernamentales se ponen de acuerdo y se proponen que la opinión pública se oriente de una determinada manera, en muchos casos lo consiguen, pero también surgen determinados opositores que se valen de exageraciones y medias verdades para romper la ventana de overton y mantener la suya propia. Entre otras cosas se acude a la manipulación informativa, así como esta puede llevar a una sociedad a ser manipulada políticamente, también se utiliza para crear conciencia social. Hablemos de la concienciación climática, son tantos los mensajes de advertencia sobre la emergencia climática, en algunos casos reales, en otros posiblemente exagerados. Los informativos se centran en noticias relacionadas con catástrofes naturales, las cuales se anexionan a la expresión “cambio climático” hasta el grado de que casi todo lo que ocurre hoy en esa línea es causada o sus efectos amplificados por ese cambio climático. Casi nadie se atreve a ponerlo en duda y esto está calando en la sociedad, haciendo que la población tome conciencia y se dirija a trabajar en pro de la protección de la naturaleza. Esto en si no es malo, aunque algunos afirman que detrás de este movimiento ecológico, hay grandes industrias energéticas que pretenden recibir subvenciones y apoyos económicos para vender a la población sus nuevos productos, se habla de la revolución verde, pero también del New Green Deal, como paradigma de un nuevo orden mundial y económico que se aleje del uso de los combustibles fósiles y de lugar a una nueva industrialización tecnológica y son muchas las empresas energéticas que están interesadas en que se lleve a cabo esa transformación, por el hecho de que otros tipos de combustibles están en franco retroceso.



Desde el lado contrario están los llamados negacionistas, quienes afirman que hay grandes fortunas invirtiendo en este tipo de nuevos negocios “ecológicos” para sacar rendimiento económico. Es verdad que en paralelo con este nuevo enfoque ecológico o de preocupación por un cambio climático, han surgido multitud de organizaciones ecologistas, que han montado un entramado social y económico impresionante, pues reciben grandes recaudaciones, sustanciales subvenciones gubernamentales y apoyo monetario de particulares. Los negacionistas del cambio climático señalan este asunto como clave para una visión del mundo que no es real, pues según ellos, no es verdad que el consumo de energías basadas en residuos fósiles sean los causantes del cambio climático. El caso es que la conciencia colectiva dominada por el ecologismo creciente, está ganando el pulso a los negacionistas, que están en franca minoría. Se dice que las organizaciones ecologistas, como GreenPeace, la WWF, ELCI o Earth Action, pretenden montar un estado de miedo, para sus fines. Este estado de miedo consiste en introducir el término “cambio climático” y achacar todas las catástrofes naturales a este cambio climático, de tal forma que los gobiernos tomen decisiones específicas y la gente las apoye, el futuro del planeta depende de ello. La polémica actual se ha politizado y dependiendo de la dirección hacia donde vaya esa línea de pensamiento, serán negacionistas o defenderán la existencia de dicho cambio climático.

Otro asunto que por repetido hasta la saciedad muchas personas consideran real, tiene que ver con los “Chemtrails” que hace referencia a la expulsión adrede de productos químicos, como yoruro de plata u otros a fin de cambiar el clima, hacer que llueva o reventar las nubes para impedir que esto suceda. En cualquier caso, los científicos, meteorólogos y otros expertos están cansados de repetir que son un bulo, surgido a raíz de intentos de experimentación que en el pasado se llevó a cabo en determinadas zonas, pero que no resulta efectivo y por tanto se abandonó. Todo lo que se ve cerca de aeropuertos son marcas de vapor que dejan las aviones a determinadas alturas, pero por mucho que se diga al respecto, las redes sociales, blogs, páginas web, youtubers repiten de manera insistente que se trata de manipulación intencionada del clima para favorecer determinadas políticas ecológicas.

Lo cierto es que el grado de deterioro y contaminación en el planeta es notable y los efectos de la mano del hombre se dejan ver fácilmente en ríos, mares y bosques de todo el mundo, es algo observable y no hace falta que nos convenzan de que algo hacemos mal. Pero la versión de un cambio climático que lleve a una extinción masiva, incluso del ser humano, causa más impacto en la mente humana y eso, según algunos negacionistas, está siendo utilizado por muchos lobbys ecologistas para influir en las decisiones de los estados y al final para enriquecer a sus organizaciones. La ciencia, si bien en un alto porcentaje defiende la teoría del cambio climático, no lo ha hecho de manera tan contundente, y en algunos casos los expertos climatólogos no lo exponen tan dramáticamente, la ciencia suele ser muy prudente en ofrecer pronósticos y siempre suelen prolongarse en décadas, aunque se dice que la presión para apoyar dicha teoría es tan grande que pocos se atreven a mantener una voz discordante en el discurso ecológico, por temor a quedar fuera de las subvenciones.

Por otro lado, hay un hecho constatado, es que no se cumplen todos los augurios o estos tienden a colocarse en fechas muy tardías. Si nos fijamos en la letra pequeña, por decirlo de alguna manera, refiriéndonos a los mayores temores, como son la subida del nivel del mar, que se dice que será de medio metro a finales de siglo XXI, no está del todo claro que esto vaya a ser así, como los medios de comunicación señalan. Si miramos la hemeroteca, a finales de los años 80 del siglo XX, que fue cuando se empezó a hablar de ello, también se decía que a principios del siguiente siglo, el XXI, en el que nos encontramos, el nivel del mar podría subir hasta un metro, yo mismo recuerdo esa noticia y se esperaba que con la llegada al año 2000 seríamos testigos de una catástrofe ambiental. Ahora mismo, los cálculos más veraces indican que realmente si subió el nivel del mar en los últimos cien años, pero lo hizo entre unos 15 a 20cm, según varios estudios contrastados. Al mismo tiempo también se habla del calentamiento global, que está produciendo deshielos preocupantes en el círculo polar Ártico.

En esto los datos muchas veces son contradictorios, tomemos por caso las islas Tuvalu, estas se utilizan para demostrar la subida del nivel del mar y los peligros para la población más vulnerable, pero también son utilizadas por los detractores del cambio climático. ¿Cómo es eso posible? El archipiélago Tuvalu está situado en el Pacífico occidental, al noroeste de Australia, son islas muy planas en su mayoría y su máxima altura sobre el nivel del mar apenas supera los cuatro metros y medio, por eso el foco ecológico está centrado en estos atolones, la situación allí preocupa a los ecologistas como a científicos. Las noticias más llamativas y repetidas nos dicen que el archipiélago está en peligro de hundimiento y la población tendrá que abandonarlas en las próximas décadas si no se hace algo para detener el cambio climático. Un dato afirma que el 26% de sus islas se están hundiendo y en estos últimos 40 años los habitantes de estas han visto de cerca el alarmante aumento del nivel del mar, pues están sufriendo inundaciones y ciertas zonas habitadas están retrocediendo. Sin embargo, otros estudios señalan que realmente la superficie neta del archipiélago se ha visto incrementada en un 2.9%, es decir que ha crecido el terreno seco ganado al mar. ¿Miente alguien en este asunto? ¿Están siendo manipulados los datos? Puede ser, en cualquier caso ambos estudios son ciertos pues la verdad es que desde 1971, cuando se iniciaron, hasta el año 2014, se ha registrado el hundimiento de algunos atolones, pero ha propiciado el crecimiento de otras islas debido a que esa leve subida del nivel del mar ha fortalecido un efecto del oleaje que consiste en trasladar materiales sedimentarios de la parte exterior a la interior. Las tormentas sufridas en ese mismo periodo han conseguido dispersar material procedente de las islas coralinas, menos habitadas, hacia las que están formadas por arena. Traducido significa que ese 26% de las islas, que han disminuido su tamaño, son en su mayoría atolones coralinos inhabitados y el 74% restante se ha beneficiado del arrastre de los corales desechos que ha logrado expandir las superficies arenosas de los grandes atolones con población.

Lo mismo podemos decir de los hielos, antes mencionamos que el polo norte se descongela, se han abierto canales marinos antes congelados, y grandes extensiones de Groenlandia y Siberia están sufriendo deshielos mayores que nunca. Sin embargo, si los ecologistas solo toman ese dato, los negacionistas del cambio climático se van al extremo opuesto, nunca mejor dicho, y señalan al aumento del hielo de la Antártida. Por alguna razón que aún se discute, los cambios en el clima dan lugar a que los hielos más viejos de la Antártida vayan quedando en las capas externas y el hielo nuevo se extiende hacia dentro, contrario a lo que ocurre en el hemisferio norte, eso da lugar a este curioso efecto, que bien puede significar que el planeta intenta equilibrar el hielo y para evitar que el nivel del mar suba. Esa sería la razón por la que lo que se decía a finales de los años 80 del siglo pasado no se haya cumplido tan notablemente como algunos esperaban. Claro que en este caso, quienes tienden a falsear los datos son los que niegan el cambio climático, pues si bien es verdad que la Antártida ha aumentado sus hielos, lo ha hecho en un 20% más, mientras el Ártico ha perdido en el mismo periodo un 30%. Por tanto se puede afirmar que las aguas en forma de hielo, en términos generales han disminuido en el planeta.

En definitiva, todo esto viene al caso para demostrar que la manipulación de la información y la desinformación está a la orden del día, y, pese a que hay un factor certero, que la temperatura general ha aumentado en poco más de un grado en el silo XX, entender la manera cómo funciona el planeta es una labor sumamente difícil y compleja, pues conlleva demasiados parámetros. Y es difícil poder separar el grano de la paja, y es la razón por la que es muy confuso el tema del clima y pocos serán los aciertos en los vaticinios sobre lo que puede suceder en el futuro.

Lo que sí está claro es que el mundo tan conectado en el que vivimos, hace que ciertos mensajes se popularicen más que otros y si lo hacen en poco tiempo, estos se convierten en virales, es decir se comparten a miles o millones de lectores y crean una conciencia social mundial. Con lo cual, también una mentira o una verdad a medias se puede convertir en un “hecho establecido” y pocos se atreven a refutarlo o contrastar la noticia o el mensaje. Eso da pie a que la opinión pública se haya convertido en un instrumento más en manos de los poderes fácticos o políticos para diseminar sus ideas, o mantener vivas sus razones para aplicar ciertas leyes, que antaño serían rechazables y repulsivas. 




Fuentes: 

El Domnio Mental - Pedro Baños 

La Alas de las hormigas - Carlos Martín

La Ventana de Overton y la comunicación política -  Andrés del Val