Cuando
hacemos referencia a las creencias compartidas, o las actitudes morales comunes
en una sociedad, que de alguna manera funcionan como una fuerza unificadora
dentro de un grupo, se suele definir como “conciencia colectiva”. Y se dice
entonces que esta fuerza se encuentra separada de la conciencia individual,
pero de alguna le da forma, la domina o controla.
Esta
es la definición oficial de “conciencia colectiva”, pero bien pudiera hacer
referencia a otro tipo de sutil influencia o de control externo intencionado.
La manipulación social es un hecho demostrado en todas las sociedades humanas,
se basa en crear conciencia en una u otra dirección, haciendo uso del poder de
los medios de comunicación, del control de la educación, y en el peor de los
casos, valiéndose de la ocultación de la verdad, o directamente del engaño.
Muchos gobiernos y religiones han hecho uso de este poder de manipulación,
sobre todo en tiempos de guerra, o bajo dictaduras, forzando a que la población
albergue odio racial, nacional o religioso, aun no siendo lo natural en la
conciencia individual.
A
menudo se hace referencia también a la llamada opinión pública, aduciendo que
esta es la opinión generalizada o estándar de una sociedad. A menudo los medios
de comunicación y los centros de estudios estadísticos son utilizados para
crear opinión pública. ¿Cómo? Por ejemplo, si en determinado estudio estadístico
indica que un 21% de los jóvenes españoles entre 18-25 años les gustaría probar
con alguna relación homosexual, y que un 15% las ha probado y les ha gustado,
esto puede verse como una tendencia en alza y puede ser utilizado como una
normalización de las conductas LGTBI entre la juventud. Así es como es
presentado en un país que tolera y defiende los derechos de este colectivo.
Pero
si la misma noticia se diera en Polonia, Rusia u otro país no tan tolerante,
posiblemente utilizarían otra parte de la encuesta, la que muestra que el 64%
de los jóvenes entre 18 a 25 años no le interesa, y rechazan probar este tipo
de relaciones, o que el 74% de los mayores de 34 no la toleran y la ven repugnante.
Allí se diría que la mayoría de los jóvenes rechazan esas conductas y por
tanto, hay base suficiente para no aprobar leyes sobre derechos para los que
practican dichas tendencias sexuales, a fin de no molestar a la mayoría social.
En ambas se manejan datos verdaderos, por supuesto que en las encuestas hay un porcentaje
de mentiras, de posicionamiento ante lo políticamente correcto en su entorno,
es lo que los jóvenes llaman postureo. En muchas encuestas se responde por
moda, influencia, por una actitud de rebeldía. Pero según lo que se pretenda
informar se procuraría, aún siendo negativos los datos, dar lo que a cada medio
le interesa dar, y ese dato quedaría reflejado en la mente del público, como
mayoritario, incluso aunque, como en el primero de los casos se trate de estar
por debajo de un 30%. Lo mismo puede aplicar a otro tipo de dilemas morales que
son de actualidad hoy, como el aborto, la gestación subrogada, el divorcio, las
bodas gais, la legalización de la Marihuana y otros asuntos.
En
todos los casos se da por hecho que una sociedad las acepta o las pide,
valiéndose de las estadísticas, pero sin aportar todos los datos que ayuden a
colocar las conclusiones de manera objetiva. Y es que según el experto en
geostrategia, Pedro Baños, autor del libro “El domino Mental”, los medios
juegan con un hecho y es no proporcionarle al cerebro el espacio y tiempo
necesarios para el uso de la razón o la reflexión. Por ello se dan las noticias
y los datos de manera manipulada, sesgada e interesada y el tele-vidente, a
quien no le interesa o le da miedo decidir por sí mismo, opinar o dar a conocer
su propia reflexión sobre estos asuntos, prefiere encontrar justificación en
los datos que los medios ofrecen, empaquetados en un color determinado
previamente, basados en las encuestas con preguntas dirigidas en una dirección,
datos que como vemos suelen ser sesgados e interesados con el fin de fomentar o
denostar ciertas actitudes. En otros casos, por preferencia personal o política
una persona se inclina a aceptar la opinión de cierto tertuliano, que además
presupone que estará más informado que él, de esa manera se creará en su mente una
idea de lo que es correcto o exacto, una supuesta verdad, que es la opinión
pública, de acuerdo al sentido que le den otros.
Se habla también de usar el sentido común,
como medio para actuar dentro de los cánones lógicos de esa sociedad. Pero en
realidad, tanto una cosa como la otra van en función de la educación en valores
y normas impuestas en una sociedad organizada y por lo general, dependen no de
las opiniones mayoritarias, sino las impuestas por el poder dirigente de turno.
Siempre ha sido así, por eso surgen diferencias tan grandes en la manera de ver
u opinar sobre ciertos asuntos, como pueden ser la idea religiosa, el
matrimonio, la homosexualidad, la igualdad de sexos y otros asuntos que a lo
largo del tiempo han cambiado sustancialmente en la mayoría de las conciencias.
En
la sociedad europea y occidental en general se habla de lobbies o grupos de
influencia, en algunos casos representan a diferentes industrias, movimientos
sociales, gremios de empresarios de las comunicaciones, prensa, radio o de
sectores de la economía, la banca, empresas de bolsa, del sector alimenticio,
de la medicina, incluso existe el llamado lobby gay, (que entre otras cosas,
busca conseguir mayores derechos para el colectivo de LGBTI), en el lado
opuesto, puede haber extremos ideológicos que intentan meter sus idealismos en
las redes sociales, que es el medio más eficaz de esparcir influencia hoy día.
Todos estos grupos de presión, suelen estar formados por personajes influyentes
y con buenos contactos entre los políticos, y que de alguna manera influyen en
sus decisiones, fomentan la creación de opinión pública y procuran influir en
la información y educación de la sociedad. Todo eso es, en definitiva, lo que
se viene a llamar “la conciencia colectiva”, no podemos decir que sea algo que
surja de la nada, ni de forma natural, si no que es una forma de imposición
desde las líneas de poder hacia la población. Por ejemplo, en otro libro “la
encrucijada mundial” el divulgador y experto en contrainteligencia y seguridad,
antes citado, Pedro Baños, reconocía que en los últimos tiempos los medios de
comunicación utilizan lo que él llama hostigamiento informativo, en el que más
que hacer pensar al televidente, prima la carga emocional, con una narrativa
parcial e imágenes sesgadas, sin dar opciones o posibilidades para que quien
vea el telediario pueda pensar, llegar a conclusiones completas de la noticia.
Por ejemplo, en determinados medios llamados la prensa rosa, se muestra una
foto, de un famoso con una persona a la que se expone como la nueva amante de
este, sin explicar la realidad, se da por sentado que está saliendo con otra, el
resultado es que esto ha llevado a propagar de manera fácil medias verdades o
información subjetiva que se toma como verdades absolutas, en algunos casos
directamente se propagan falsas noticias o como gusta llamarlas “Fake news”.
Para informarse de manera más completa hay que leer varios periódicos de
diferente tendencia y no ver los telediarios de media hora, si no los programas
donde se desgranan las noticias de manera más extensa, se preguntan a los
testigos, se contrasta la noticia bajo distintos expertos, algo que no es
posible para el estilo de vida veloz en el que vivimos.
La Ventana de Overton
Algo
muy relacionado con esto que hemos hablado antes es el efecto conocido como la
“ventana de Overton”, una forma de manipulación de las masas por medios sutiles
y de manera gradual. Joseph P. Overton desarrolló en los años 90 una teoría con
la que pretendía explicar cómo se consigue manipular a la opinión pública y
hacer que una cosa que en un determinado tiempo se consideraría amoral o
delictiva, se puede convertir en una conducta aceptable, una elección correcta,
incluso en la mejor de las opciones, que esté bien vista y sea respetable, o a
la inversa, algo bien visto en un tiempo o una costumbre común se convierta en algo
repulsivo o como mínimo retrógrado tiempo después.
La
teoría diseñada por Overton llega al extremo de afirmar que, si se dan ciertos
pasos, controlados y sostenidos en el tiempo, es posible que hasta el
canibalismo, el bestialismo o el abuso de menores se pueda llegar a considerar
como una práctica bien vista. Suena terrible e impensable que esto suceda, pero
también se opinaba igual de la homosexualidad en siglos pasados, cuando era considerada
como una degradación moral que merecía la cárcel o la muerte, y ahora sin
embargo cuentan con una opinión favorable, como una de las más grandes muestras
de la libertad del ser humano y una forma natural de demostrar amor sin
barreras ni prejuicios.
Sucedía
lo mismo con el aborto voluntario, que antaño era catalogado como un crimen y
ahora la legislación de muchos países la defienden, muchas mujeres se
manifiestan a favor como una protección y un derecho de las ellas, una decisión
libre sobre su cuerpo, que no debe ser criticada, ni criminalizada. Actualmente
en el mundo en general, ambas ideas enfrentadas respecto al aborto aún están a
medio camino entre el rechazo y la aceptación, dependiendo de la cultura o tipo
de gobierno de cada país.
Claro
que algunos podrían señalar que estamos haciendo demagogia al comparar aborto u
homosexualidad con canibalismo o abuso de menores. No es esa la intención, sencillamente
me limito a explicar una realidad, que años atrás ciertos actos se veían tan
mal como se puede ver hoy día el canibalismo, es más, ha habido culturas donde
se han dado casos de canibalismo, y era bien visto, hoy día ya ha sido superado.
En todo caso este cambio de actitud frente a estas cosas nunca es repentino, si
no gradual. Se podría decir lo mismo de la manipulación genética, ahora suena
mal en determinados ámbitos, pero cuando se habla de aplicaciones médicas no
parece tan desfavorable la acogida.
En
un mundo que evoluciona, la conciencia colectiva cambia en una dirección u
otra, a veces incluso vuelve al lado opuesto en cuestión de un tiempo. Antes de
profundizar en la teoría de Overton, pensemos en un asunto menos baladí, la
apariencia personal. Antaño, por ejemplo en los años 50 del siglo pasado,
llevar marcas en la piel, como tatuajes, piercings y otros, era signo de
rebeldía. Los tatuajes en brazos u otras partes del cuerpo eran costumbres de
ex presidiarios, delincuentes o personas brutas, violentas, en el mejor de los
casos hombres de la mar, acostumbrados a tareas duras y vidas disolutas. Perforarse
nariz y orejas para ponerse argollas o cadenas en los años 80 del siglo pasado
pertenecía a la cultura punk. Pero en las últimas décadas es una moda que se ha
ido infiltrado, primero en círculos influyentes, como futbolistas, cantantes de
rock o pop y celebridades en general. Desde ese momento, la conciencia
colectiva cambió y mucha gente, “normal” se siente motivada a pintarse en la
piel un bonito o llamativo tatuaje o ponerse un arete en la nariz. En los
medios se habla de la moda, se le da publicidad, personajes populares presumen
de llevarlos. Recuerdo que hace pocos años surgían noticias de personas que se
quejaban de ser rechazadas en ciertos empleos por llevar tatuajes o piercings, la
noticia se daba de tal manera que la opinión pública se ponía a favor de quien
lo llevara, no debería perder su empleo por eso, se decía y poco a poco se ha
ido filtrando la idea de que aquello es algo normal y digno, que nadie debe
juzgar a nadie por la apariencia. A día de hoy, es parte de una normalidad,
llevar tatuaje es una elección libre. Pero es posible que se convierta en una
imposición, si una determinada ideología política o religiosa dominante marque
un camino a seguir y se establezca que llevar determinado tatuaje, indica que
la persona que lo lleve sea visto como alguien de más prestigio, valor o
carácter, influirá de manera determinante y se señalará a quienes se opongan
como rebeldes. Es en ese momento cuando los tatuajes se convierten en una
imposición cultural y llegan a formar parte de la conciencia colectiva u
opinión pública, dejarían entonces de ser actos de libertad.
Pero,
supongamos una cosa. ¿Qué pasaría si con el tiempo se descubriese que estos tatuajes,
o las tintas con las que se realizan son dañinos, que producen carcinomas de
piel o envenenamiento sanguíneo? Es probable que eso pudiera provocar que mucha
gente dejaría de ponérselos, otros buscarían los remedios para contrarrestar
los peligros, aunque siempre quedaría el típico rebelde que lo seguiría
haciendo sin más, pero la costumbre de tatuarse quedaría relegada a una minoría,
tal como antaño lo era.
Consideremos
otro ejemplo real de algo que está ya a medio camino entre la popularidad y el
rechazo: El uso del tabaco. Fumar tabaco nació en el antiplano andino en la
época precolombina, como una forma ritual de iniciación religiosa, a menudo era
una práctica llevada a cabo por chamanes, sacerdotes y curanderos en rituales
de iniciación o buscando la inspiración espiritual. Para los aztecas el tabaco hasta
tenía ciertas propiedades medicinales, pero su uso no estaba autorizado, ni era
común en la vida diaria del ciudadano de aquellas zonas. Cuando los
conquistadores llegaron a América, descubrieron su uso y con el tiempo lo
llevaron a Europa y más tarde se internacionalizó su consumo.
La
utilización del tabaco en los años 40 y 50 del siglo XX llegó a ser sinónimo de
prestigio. Estaba bien visto fumar, era común en casi todos los estamentos
sociales, y en algunos casos fumar se consideraba una muestra libertad, pues
para muchos jóvenes significaba el paso necesario para hacerse o sentirse
adultos, o en el caso de las mujeres para demostrar su emancipación. Políticos,
personas del cine e influyentes personajes se convirtieron en fumadores
empedernidos, sin que nadie los criticase por ello y el tabaco se anunciaba
libremente, como se anunciaba cualquier producto alimenticio. Se podían ver a
deportistas, mujeres embarazadas, médicos, anunciando tabaco, incluso era común
que las empresas de tabaco patrocinaran eventos deportivos. Con el tiempo,
según se han ido descubriendo los peligros del tabaco en la salud, por ello las
autoridades tuvieron que tomar ciertas medidas. Se empezó por prohibir su
publicidad en radio o televisión, se les negó que patrocinaran eventos
deportivos, después se han realizado campañas de prevención en los medios, se
prohibió el uso en ciertos lugares públicos, en hospitales, cines, bares,
transportes públicos, en algunos países no se puede fumar en espacios públicos
abiertos, como parques, playas o avenidas. Es posible que con el tiempo, hasta
se llegue a prohibir su venta, convirtiendo a los fumadores en una especie de
drogadictos obligados a acudir a los traficantes para saciar su necesidad de
nicotina. Así, un producto de uso popular se ha convertido, con razones
científicas y medicas en un producto peligroso, dañino, y a evitar. Pocos, muy
pocos defienden ahora el uso del tabaco como un elemento sano y la mayoría lo
ven como un vicio al que necesitan vencer. Sin embargo, pasa lo contrario con
ciertas drogas llamadas blandas, como las derivadas del Cannabis, Marihuana o
Hachis), son cada vez más personas influyentes los que se postulan a favor de
que se libere su venta y consumo, hasta algunos economistas ven con buenos ojos
que la venta se legalice, de tal manera que se convierta en una industria
próspera y un revulsivo para la economía. Los defensores señalan hasta ciertos
factores positivos y terapéuticos de su consumo, sin apenas mencionar los daños
cerebrales y pulmonares que provocan, los argumentos utilizados llevan a
concluir que se eliminaría mucha delincuencia y violencia por causa de la
ilegal distribución actual y que los gobiernos se beneficiarían de los
impuestos recaudados con su venta regulada, ayudaría a subir el PIB del país.
Según algunos expertos, es muy posible que esos mensajes calen en la sociedad y
en la política, de tal manera que se logre la venta libre de ciertas drogas
mientras se lucha por la erradicación de otras. Así funciona la ventana de
Overton, en algunos casos como una protección ante un vicio dañino en otras
como una mejor visión del provecho que saca la sociedad al liberalizar ciertas
sustancias.
Visto
así, parece que sea algo beneficioso para la sociedad y se pueda considerar
como un eficaz método de educación social positivo, pero también con ese
sistema se ha manipulado a las masas hacia conductas malsanas y realmente
perniciosas. Tomemos como ejemplo lo sucedido en Alemania en las primeras
décadas del siglo XX, el odio a ciertas razas o el interés en generar
prejuicios contra cierto colectivo, como sucediera en el periodo nazi contra
los judíos, tuvo sus inicios pequeños, culpando a estos de la derrota en la I
guerra mundial. Pero la llegada al poder del nazismo abrió la ventana de
Overton. En tan solo unos pocos años, la mayor parte de la población aceptó con
gusto o simplemente con indiferencia, el hecho de que se impusieran
restricciones a la población judía. Parece impensable que millones de personas
no se dieran cuenta de lo que el aparato del gobierno llevaba a cabo con
vecinos, amigos, compañeros de trabajo, al privarles de los derechos más fundamentales,
difícilmente podían defender los ciudadanos comunes que no supieran la creación
de los guettos y después los campos de exterminio y aceptaran aquello sin
protestar. Es verdad que se trataba de una dictadura y todos temían llevar la
contraria al sistema. Pero hubo algo más que miedo en la población, también se
encuentra un grado de aprobación o permiso tácito para llegar a ello, en muchos
casos la población colaboraba en delatar donde se escondían judíos o en señalar
quienes lo eran, en parte porque durante los primeros años vieron el resurgir
de la economía y el progreso de sus ciudades, y esto lo atribuían a las buenas
políticas del gobierno, las cuales incluían las raciales.
Caricaturas antijudías en tiempos nazis que influyeron negativamente en la sociedad de su tiempo.
Para
llegar a ese grado de colaboración y apoyo a esas ideas racistas tan
deplorables y mal vistas hoy día, se tuvieron que dar ciertos pasos previos,
mensajes que llegaron y se filtraron entre la población, calando en la mente de
muchos. Primero se empezó por culpar a los judíos de la derrota en la guerra
del 1914-18, de favorecer el comunismo ya que los primeros impulsores del
comunismo fueron judíos. Hasta líderes religiosos empezaron a repetir hasta la
saciedad que los judíos eran una raza de avaros, seres sin escrúpulos, culpables
de la muerte de Jesús. Después, se puso de relieve que estos se enriquecían con
el engaño, la usura y de ser una comunidad que buscaba la dominación mundial.
Se fue generando odio, por medio de acusaciones falsas y toda clase de
prejuicios contra la comunidad judía, que hasta ese tiempo estaba muy integrada
en muchas ciudades alemanas y europeas. Así, se llegó a la noche del 9 al 10 de
noviembre de 1933, llamada la noche los cristales rotos, fue presentado como
una reacción espontánea y voluntaria de la población por cierto atentando
terrorista en el que se señaló a un joven judío polaco. Se atacaron los
comercios y sinagogas judías, con el beneplácito del estado, sin que la policía
interviniera. Después vendría la creación de los guettos en diferentes
ciudades, con el silencio cómplice de la población, muchos de los cuales
aplaudieron tales iniciativas gubernamentales, convenciéndose de que eso les
daría seguridad. Posteriormente vinieron las deportaciones y los campos de
concentración, que si bien no estaban cerca de núcleos urbanos, mucha gente
supo de su existencia y sin embargo se guardó silencio cómplice. Apenas hubo
protestas por ese trato vejatorio hacia ese grupo de personas, tan solo se
conoce una en Rosentrasse, y fue por parte un grupo de personas que protestó en
1942 cuando se presionó e instó a la población a romper matrimonios con judíos
y se llevaron detenidos a muchos esposos de matrimonios mixtos, fueron
entonces, mujeres en su mayoría, las que protestaron y al final se les concedió
lo que pedían, lo cual demuestra que si la población se hubiese levantado en
protesta contra las medidas racistas que se estaban tomando, posiblemente se
hubiesen evitado muchas de las atrocidades que se cometieron. Pero
lamentablemente para entonces, la sociedad del momento estaba alelada y
aceptaba sin más aquella situación. Hoy día parece impensable que actitudes así
se pudieran repetir, pero el caso es que se hace, en Israel actual, la actitud
y el trato hacia los palestinos no dista mucho de lo que ellos sufrieron en
Alemania nazi, se han expropiado campos y casas a palestinos para reubicar a
colonos judíos, se han creado guettos, se han levantado muros, encarcelado y
expulsado a miles de ciudadanos palestinos, todo con la aceptación de la
sociedad.
También
en tiempos recientes se puede decir que vivimos en un mundo unificado y
dominado por internet, las redes sociales se están convirtiendo en algo así
como la conciencia cibernética, en estas se vierten mensajes de todo tipo,
desde revoluciones políticas, como las de algunos países árabes en la mitad de
la década del 2010, así como toda corriente variopinta de ideologías y fake
news, desde negacionistas del cambio climático, pasando por antivacunas del
Covid, cospiranoicos y otros.
Contradicciones en la conciencia colectiva
Por
supuesto, que si los estamentos gubernamentales se ponen de acuerdo y se
proponen que la opinión pública se oriente de una determinada manera, en muchos
casos lo consiguen, pero también surgen determinados opositores que se valen de
exageraciones y medias verdades para romper la ventana de overton y mantener la
suya propia. Entre otras cosas se acude a la manipulación informativa, así como
esta puede llevar a una sociedad a ser manipulada políticamente, también se utiliza
para crear conciencia social. Hablemos de la concienciación climática, son
tantos los mensajes de advertencia sobre la emergencia climática, en algunos
casos reales, en otros posiblemente exagerados. Los informativos se centran en
noticias relacionadas con catástrofes naturales, las cuales se anexionan a la
expresión “cambio climático” hasta el grado de que casi todo lo que ocurre hoy
en esa línea es causada o sus efectos amplificados por ese cambio climático. Casi
nadie se atreve a ponerlo en duda y esto está calando en la sociedad, haciendo que
la población tome conciencia y se dirija a trabajar en pro de la protección de
la naturaleza. Esto en si no es malo, aunque algunos afirman que detrás de este
movimiento ecológico, hay grandes industrias energéticas que pretenden recibir
subvenciones y apoyos económicos para vender a la población sus nuevos
productos, se habla de la revolución verde, pero también del New Green Deal,
como paradigma de un nuevo orden mundial y económico que se aleje del uso de
los combustibles fósiles y de lugar a una nueva industrialización tecnológica y
son muchas las empresas energéticas que están interesadas en que se lleve a
cabo esa transformación, por el hecho de que otros tipos de combustibles están
en franco retroceso.
Desde
el lado contrario están los llamados negacionistas, quienes afirman que hay
grandes fortunas invirtiendo en este tipo de nuevos negocios “ecológicos” para
sacar rendimiento económico. Es verdad que en paralelo con este nuevo enfoque
ecológico o de preocupación por un cambio climático, han surgido multitud de
organizaciones ecologistas, que han montado un entramado social y económico
impresionante, pues reciben grandes recaudaciones, sustanciales subvenciones
gubernamentales y apoyo monetario de particulares. Los negacionistas del cambio
climático señalan este asunto como clave para una visión del mundo que no es
real, pues según ellos, no es verdad que el consumo de energías basadas en
residuos fósiles sean los causantes del cambio climático. El caso es que la
conciencia colectiva dominada por el ecologismo creciente, está ganando el
pulso a los negacionistas, que están en franca minoría. Se dice que las
organizaciones ecologistas, como GreenPeace, la WWF, ELCI o Earth Action,
pretenden montar un estado de miedo, para sus fines. Este estado de miedo
consiste en introducir el término “cambio climático” y achacar todas las
catástrofes naturales a este cambio climático, de tal forma que los gobiernos
tomen decisiones específicas y la gente las apoye, el futuro del planeta
depende de ello. La polémica actual se ha politizado y dependiendo de la
dirección hacia donde vaya esa línea de pensamiento, serán negacionistas o
defenderán la existencia de dicho cambio climático.
Otro
asunto que por repetido hasta la saciedad muchas personas consideran real,
tiene que ver con los “Chemtrails” que hace referencia a la expulsión adrede de
productos químicos, como yoruro de plata u otros a fin de cambiar el clima,
hacer que llueva o reventar las nubes para impedir que esto suceda. En
cualquier caso, los científicos, meteorólogos y otros expertos están cansados
de repetir que son un bulo, surgido a raíz de intentos de experimentación que en
el pasado se llevó a cabo en determinadas zonas, pero que no resulta efectivo y
por tanto se abandonó. Todo lo que se ve cerca de aeropuertos son marcas de
vapor que dejan las aviones a determinadas alturas, pero por mucho que se diga
al respecto, las redes sociales, blogs, páginas web, youtubers repiten de
manera insistente que se trata de manipulación intencionada del clima para
favorecer determinadas políticas ecológicas.
Lo
cierto es que el grado de deterioro y contaminación en el planeta es notable y
los efectos de la mano del hombre se dejan ver fácilmente en ríos, mares y
bosques de todo el mundo, es algo observable y no hace falta que nos convenzan
de que algo hacemos mal. Pero la versión de un cambio climático que lleve a una
extinción masiva, incluso del ser humano, causa más impacto en la mente humana
y eso, según algunos negacionistas, está siendo utilizado por muchos lobbys
ecologistas para influir en las decisiones de los estados y al final para
enriquecer a sus organizaciones. La ciencia, si bien en un alto porcentaje defiende
la teoría del cambio climático, no lo ha hecho de manera tan contundente, y en
algunos casos los expertos climatólogos no lo exponen tan dramáticamente, la
ciencia suele ser muy prudente en ofrecer pronósticos y siempre suelen
prolongarse en décadas, aunque se dice que la presión para apoyar dicha teoría
es tan grande que pocos se atreven a mantener una voz discordante en el
discurso ecológico, por temor a quedar fuera de las subvenciones.
Por
otro lado, hay un hecho constatado, es que no se cumplen todos los augurios o
estos tienden a colocarse en fechas muy tardías. Si nos fijamos en la letra
pequeña, por decirlo de alguna manera, refiriéndonos a los mayores temores,
como son la subida del nivel del mar, que se dice que será de medio metro a
finales de siglo XXI, no está del todo claro que esto vaya a ser así, como los
medios de comunicación señalan. Si miramos la hemeroteca, a finales de los años
80 del siglo XX, que fue cuando se empezó a hablar de ello, también se decía
que a principios del siguiente siglo, el XXI, en el que nos encontramos, el
nivel del mar podría subir hasta un metro, yo mismo recuerdo esa noticia y se
esperaba que con la llegada al año 2000 seríamos testigos de una catástrofe
ambiental. Ahora mismo, los cálculos más veraces indican que realmente si subió
el nivel del mar en los últimos cien años, pero lo hizo entre unos 15 a 20cm,
según varios estudios contrastados. Al mismo tiempo también se habla del
calentamiento global, que está produciendo deshielos preocupantes en el círculo
polar Ártico.
En
esto los datos muchas veces son contradictorios, tomemos por caso las islas
Tuvalu, estas se utilizan para demostrar la subida del nivel del mar y los
peligros para la población más vulnerable, pero también son utilizadas por los
detractores del cambio climático. ¿Cómo es eso posible? El archipiélago Tuvalu
está situado en el Pacífico occidental, al noroeste de Australia, son islas muy
planas en su mayoría y su máxima altura sobre el nivel del mar apenas supera
los cuatro metros y medio, por eso el foco ecológico está centrado en estos
atolones, la situación allí preocupa a los ecologistas como a científicos. Las
noticias más llamativas y repetidas nos dicen que el archipiélago está en
peligro de hundimiento y la población tendrá que abandonarlas en las próximas
décadas si no se hace algo para detener el cambio climático. Un dato afirma que
el 26% de sus islas se están hundiendo y en estos últimos 40 años los
habitantes de estas han visto de cerca el alarmante aumento del nivel del mar,
pues están sufriendo inundaciones y ciertas zonas habitadas están retrocediendo.
Sin embargo, otros estudios señalan que realmente la superficie neta del
archipiélago se ha visto incrementada en un 2.9%, es decir que ha crecido el
terreno seco ganado al mar. ¿Miente alguien en este asunto? ¿Están siendo
manipulados los datos? Puede ser, en cualquier caso ambos estudios son ciertos
pues la verdad es que desde 1971, cuando se iniciaron, hasta el año 2014, se ha
registrado el hundimiento de algunos atolones, pero ha propiciado el
crecimiento de otras islas debido a que esa leve subida del nivel del mar ha
fortalecido un efecto del oleaje que consiste en trasladar materiales
sedimentarios de la parte exterior a la interior. Las tormentas sufridas en ese
mismo periodo han conseguido dispersar material procedente de las islas
coralinas, menos habitadas, hacia las que están formadas por arena. Traducido
significa que ese 26% de las islas, que han disminuido su tamaño, son en su
mayoría atolones coralinos inhabitados y el 74% restante se ha beneficiado del
arrastre de los corales desechos que ha logrado expandir las superficies
arenosas de los grandes atolones con población.
Lo
mismo podemos decir de los hielos, antes mencionamos que el polo norte se
descongela, se han abierto canales marinos antes congelados, y grandes
extensiones de Groenlandia y Siberia están sufriendo deshielos mayores que
nunca. Sin embargo, si los ecologistas solo toman ese dato, los negacionistas
del cambio climático se van al extremo opuesto, nunca mejor dicho, y señalan al
aumento del hielo de la Antártida. Por alguna razón que aún se discute, los
cambios en el clima dan lugar a que los hielos más viejos de la Antártida vayan
quedando en las capas externas y el hielo nuevo se extiende hacia dentro,
contrario a lo que ocurre en el hemisferio norte, eso da lugar a este curioso
efecto, que bien puede significar que el planeta intenta equilibrar el hielo y
para evitar que el nivel del mar suba. Esa sería la razón por la que lo que se
decía a finales de los años 80 del siglo pasado no se haya cumplido tan
notablemente como algunos esperaban. Claro que en este caso, quienes tienden a
falsear los datos son los que niegan el cambio climático, pues si bien es
verdad que la Antártida ha aumentado sus hielos, lo ha hecho en un 20% más,
mientras el Ártico ha perdido en el mismo periodo un 30%. Por tanto se puede
afirmar que las aguas en forma de hielo, en términos generales han disminuido
en el planeta.
En
definitiva, todo esto viene al caso para demostrar que la manipulación de la información
y la desinformación está a la orden del día, y, pese a que hay un factor
certero, que la temperatura general ha aumentado en poco más de un grado en el
silo XX, entender la manera cómo funciona el planeta es una labor sumamente
difícil y compleja, pues conlleva demasiados parámetros. Y es difícil poder
separar el grano de la paja, y es la razón por la que es muy confuso el tema
del clima y pocos serán los aciertos en los vaticinios sobre lo que puede suceder
en el futuro.
Lo
que sí está claro es que el mundo tan conectado en el que vivimos, hace que
ciertos mensajes se popularicen más que otros y si lo hacen en poco tiempo,
estos se convierten en virales, es decir se comparten a miles o millones de
lectores y crean una conciencia social mundial. Con lo cual, también una
mentira o una verdad a medias se puede convertir en un “hecho establecido” y
pocos se atreven a refutarlo o contrastar la noticia o el mensaje. Eso da pie a
que la opinión pública se haya convertido en un instrumento más en manos de los
poderes fácticos o políticos para diseminar sus ideas, o mantener vivas sus
razones para aplicar ciertas leyes, que antaño serían rechazables y repulsivas.
Fuentes:
El Domnio Mental - Pedro Baños
La Alas de las hormigas - Carlos Martín
La Ventana de Overton y la comunicación política - Andrés del Val