Libro Los Senderos del yo

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El cerebro y el transhumanismo

 


    En aquel tiempo nadie dirá: Estoy enfermo (…) Los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos de los sordos destapados, en aquel tiempo, el cojo trepará como lo hace un ciervo y la lengua del mudo gritará de alegría.(…) el que muera con cien años de edad se le considerará como un simple muchacho… los días de mi pueblo serán como los días de un árbol.Estas estrofas del libro bíblico de Isaías muestran la añoranza y a la vez el deseo humano de vivir libre de males y enfermedades mientras se disfruta de una prolongada vida eterna. Por natural que se considere el proceso de la muerte, una persona con buena salud, aunque pase de los 90 no desea acabar sus días. La ciencia médica lleva siglos buscando el remedio para las enfermedades y en los últimos años, su búsqueda se centra en poder extender la vida más allá de las fronteras o límites conocidos. 

    En cierto modo se han obtenido logros importantes en la mejora de enfermedades o males congénitos que antes se consideraban como taras insuperables que limitaban el movimiento y la vida de las personas que lo sufrían desde el nacimiento. La tecnología en lo relacionado con la movilidad ha conseguido que muchos paralíticos con graves lesiones medulares puedan desplazarse con cierta libertad. El avance técnico en medicina protésica ha logrado brazos y piernas articuladas con movilidad casi natural. Pero lo que se busca es poder conseguir que estas puedan ser controladas por el cerebro con pequeñas sondas conectadas a este.

Los implantes clocleares están devolviendo el oído a muchas personas que hace unas décadas no podían tener esperanza de recuperar su audición. Recientemente fue noticia una mujer de 62 años que llevaba la mitad de su vida ciega y que gracias a una pionera operación ha recibido el implante de un ojo biónico, se trata de un dispositivo implantado en la mácula o centro de la retina y conectado a través de 60 electrodos al nervio óptico con el objetivo de que reciba nuevamente estímulos visuales, el implante logra que la paciente pueda percibir en su cerebro imágenes bidimensionales a través de una micro cámara incluida en unas gafas y que se comunica con el microchip. En su caso precisó de un entrenamiento a fin de recuperar la memoria visual que tras 16 años ciega prácticamente había perdido, logró con ello identificar rostros y figuras, claro que en el caso antes mencionado la ceguera era producida por un determinado mal en la mácula, pero el nervio óptico funcionaba y se podían enviar señales eléctricas similares a lo natural. Otra solución, un tanto más compleja, es insertar electrodos en la corteza cerebral donde se procesan las imágenes, aunque por el momento se conoce poco como las neuronas extraen información procedente del nervio óptico y como el cerebro procesa esos datos, lo que antes decíamos del sistema operativo utilizado para manejar esos datos. No obstante, los científicos vaticinan que este tipo de microchips implantados devolverán la vista a muchos ciegos. 

¿Organos creados en impresoras 3d?



Podríamos incluir en este listado de futuros logros, los implantes coronarios, los trasplantes de órganos y la creación de válvulas y otros tejidos en impresoras 3d para ser trasplantados a humanos. Prácticamente cualquier parte del cuerpo puede ser trasplantado, sustituido por uno sintético o renovado de alguna manera, excepto el cerebro, curiosamente el órgano más importante y el que guarda nuestra personalidad, recuerdos, vivencias, nuestra consciencia y percepción de las cosas es insustituible. Así que, en el supuesto caso de que fuera posible trasplantarlo, manteniendo vivo el órgano, de la misma forma como se hace con el corazón o el hígado de una persona a otra, en el caso del cerebro, el receptor ya no sería el mismo, así que hablaríamos más bien de un cambio de cuerpo por parte del donante. Obviamente nosotros somos nuestro cerebro y nuestro “yo” vive, piensa, siente y muere dentro de este. Como ya vimos en el anterior capítulo, estamos aún muy lejos de conseguir un volcado de los datos neuronales para que se hable de trasplante cerebral.

Otro aspecto que puede señalar hacia dónde se encamina la ciencia de la mejora cerebral es lo que señaló en una entrevista el neurocientífico español Óscar Marín, cuando aseguró lo siguiente: En los próximos años se podrá saber de manera inmediata cuáles de las 200 o 300 mutaciones que todos llevamos encima —diferentes de las de nuestros padres— son potencialmente patológicas. Una vez que tienes esa información, si entiendes bien cómo se desarrolla el cerebro y sabes cómo cada una de esas mutaciones va a afectar a tu trayectoria desde muy temprano, podríamos predecir hacia dónde se va a dirigir tu cerebro. Y podríamos tomar una decisión muy temprano respecto a si eso te va a conducir a una patología psiquiátrica o no. Si eso es así, llegados a ese punto, con toda esa información, seríamos capaces de poder modificarlo.

Ese es uno de los muchos caminos abiertos por la neurología moderna, coaligada con los avances en los estudios genéticos mediante la técnica CRISPR. ¿Manipulación genética? Bueno, con esta técnica se puede cortar y pegar trozos de material genético en cualquier célula, inactivar determinado gen, introducir moldes de ADN que pueden ser capaces de ser copiadas en las siguientes generaciones. Hasta ahora se ha aplicado en el desarrollo de productos transgénicos, en nuevos medicamentos, como las famosas vacunas con ARN mensajero de las se utilizaron en la Pandemia del 2020, en el tratamiento de enfermedades hereditarias, pero se podrá aplicar en la creación de seres vivos modificados genéticamente, entre ellos el hombre, como si de una nueva “Torre de Babel” que lleve al hombre a ser como un Dios. En realidad ya está disponible una especie de ADN sintético, conocido como "synDNA" que según afirman se está empezando a utilizar en investigación genética, a fin de producir un ADN totalmente nuevo, que de lugar a una especie humana mejorada, con capacidad para soportar mejor el cambio climático. 

Últimamente se ha ido abriendo camino un movimiento intelectual de carácter científico-optimista, que pronostica un prometedor futuro para la humanidad de la mano de la ciencia y la tecnología. Defienden el uso de las nuevas vías que se abren gracias al CRISPR y a la IA, así como los grandes avances de la nanotecnología y en la biotecnología. Por ello se usan los términos “transhumanismo” o “posthumanismo”, en ese orden. Ambos términos parecen señalar al momento en el que la ciencia logre intervenir en lo natural para modificarlo y convertir al futuro hombre en un ser hibrido máquina-humano, ese sería el primer paso, el transhumanismo, luego avanzando hacia un ser nuevo, quizás una especie de hibrido biológico-mecánico dejando atrás al hombre clásico y llegando a lo que se denomina “posthuamanismo”.



Suena a ciencia ficción utilizar tecnología no biológica aplicada a los cuerpos biológicos, no obstante en gran parte hace tiempo que el hombre se está ayudado de la tecnología para mejorar su vida con la ayuda de mecanismos no biológicos, como prótesis de brazos y piernas o el propio uso de gafas para compensar la pérdida de vista por defectos o por el paso de la edad. Ya se está avanzando en hacer que personas con daño medular puedan volver a andar o mover sus extremidades, gracias a implantes cerebrales conectadas a prótesis o exoesqueletos, incluso a nervios que hacen mover brazos y manos. Y como ya mencionamos antes, se ha logrado devolver la vista a ciegos conectando al cerebro cámaras tal si fueran ojos artificiales. Claro que los partidarios del transhumanismo piensan que es necesario ir más allá y usar nanotecnología que mejore el funcionamiento del cerebro, insertando nanochips que interactúen con las neuronas para potenciar o ampliar sus capacidades de memoria o retención o aplicar técnicas relacionadas con la manipulación genética para mejorar nuestra herencia y erradicar enfermedades congénitas además de lograr prolongar la vida de nuestras células. 

En realidad, el transhumanismo es un movimiento intelectual que busca y promueve la manera de superar los límites naturales del humano, traspasar las fronteras humanistas, eliminar las barreras éticas que impiden progresar más en ese campo y lograr mejorar a la raza humana utilizando cuantos medios científicos se puedan aplicar para ello. Sin importar que durante la investigación y desarrollo se puedan utilizar embriones humanos que luego puedan ser destruidos o se aplique la eugenesia a fin de evitar mutaciones o defectos congénitos.

La eugenesia es una forma de selección no natural de lo que debe sobrevivir y lo que no debe, con el fin de mejorar la raza humana. En realidad, ya se está aplicando de alguna manera cuando se aborta, no siempre se hace por conveniencia de la mujer, en muchos casos son los propios médicos quienes instan a una mujer embarazada a que aborte. La interrupción del embarazo suele prescribirse cuando hay riesgo de que el niño nazca con severas malformaciones que lo hagan inviable o en otros casos cuando observan alguna tara física o cerebral que impida cierta calidad de vida en el neonato. 

Claro que esto tiene un componente moral y ético y se discute si no se parece a lo que los nazis ya intentaron aplicar en su día al buscar eliminar lo que ellos consideraban seres defectuosos o inferiores, y por ello eliminaban a los niños con taras físicas o mentales. Ahora mismo suena cruel decidir sobre la vida de un ser, por muchas posibilidades que haya de que salga defectuoso, siempre hay un porcentaje de acierto o error. Por eso, se dice que ya se apunta a que dichos defectos no solo sean eliminados durante el embarazo, si no antes, interviniendo en los espermatozoides y óvulos, eliminando los que contengan genes con defectos.  Parece menos cruel, aunque por supuesto, para conseguir eso, se deben implementar medidas que van encaminadas hacia la fecundación in vitro recomendada y generalizada, por no decir obligatoria, con el fin de que la ciencia y no el azar sea quien elija la herencia genética de nuestros hijos. Se trataría de revisar embriones e intentar manipularlos con el mismo fin, pues en ocasiones la causa de un defecto congénito no es de un gen si no la mezcla de varios lo que provoca las malformaciones. 

En cualquier caso, de una u otra manera, se sugiere utilizar la fecundación clínica para conseguir embarazos, ya sea escogiendo un ovulo o un grupo de espermatozoides manipulados, o manipulando embriones y escogiendo concienzudamente los mejores, evitando así que sea la naturaleza o el azar quien elija las características del descendiente y lo haga la ciencia en pro de una mejora del ser humano.

Para muchos es una aberración, pero los partidarios del posthumanismo piensan que todo lo encaminado a la mejora del ser humano es positivo y necesario, por eso piensan que se deben romper las barreas éticas, religiosas o políticas. Aseguran que es normal que ahora la sociedad lo vea una injerencia monstruosa, los trasplantes de órganos fueron mal vistos al principio, así como el aborto clínico también, pero con el tiempo será tomado como la vía más recomendable y natural, la ventana de Overton en este tema está por tanto abierta de par en par.

         En cuanto a la inteligencia artificial, apenas se está implantando y muchos ven los peligros que esta encierra, pero otros ven esto como un aliado a la hora de ayudar al cerebro a captar, ver y saber más de lo que su capacidad actual pueda ofrecerle. Es decir, gracias a la IA, que ahora se aplica a nivel informático, con el tiempo sería posible encontrar una manera de implementarlo a nuestra mente, imaginémonos contar con dispositivos implantados en el cerebro que cumplan la labor de mejorar la funcionalidad o aprendizaje de este.

Por ejemplo, pensemos el asunto de los idiomas, una de las mayores limitaciones de la comunicación entre diferentes territorios, ya existen dispositivos o aplicaciones en los teléfonos que utilizan la IA para traducir casi de forma simultánea, con muy pocos errores,  que ayudan a la comunicación. Ese tipo de aplicaciones van mejorando conforme se van actualizando y puliendo los algoritmos de interpretación y la IA está prestando una gran ayuda en esto. Ya lo podemos hacer con Google de forma escrita, al poder traducir casi cualquier página de internet. Pero también se está logrando que, de forma oída, el traductor transcriba en nuestro idioma lo que escucha en una conferencia, por ejemplo. Ahora imaginemos que basado en la IA, tengamos un dispositivo que entienda en qué idioma se está diciendo cierta locución o discurso y esto sea traducido automáticamente con otra voz en un auricular, esto ya existe. Pero ¿y si ese dispositivo lo llevamos implantado en nuestro oído o en nuestro cerebro? Seríamos capaces de hablar con cualquier ciudadano del mundo, con independencia del idioma que habla, algo así como sucedía en la película Star wars donde especies de distintos lugares se comunicaban tal cual, sin que nadie tradujera.

Lo mismo puede suceder con el aprendizaje de cosas, memorización de datos, cálculos matemáticos y otras cosas que tanto se nos atragantaba en nuestra época de estudiantes. ¿Se podrían implantar memorizaciones en el cerebro? Todo dependerá de cómo llegue a conocerse y conseguir la comunicación hombre-máquina, pero si se logran saltar las barreras actuales eso nos convertiría en potenciales sabios sin esfuerzo. ¿Será que ya no harán falta escuelas o centros educativos? De ninguna manera, haría falta aún unas bases claras, como la lectura y escritura las matemáticas básicas para comprender cosas mayores.

Según los que abogan por el transhumanismo la meta es un ser diferente al humano actual, pues la idea sería lograr mejorar el genoma humano y hacer que las siguientes generaciones de seres tengan capacidades superiores, una vida mucho más allá de los 200 años, evitando enfermedades y deteniendo el deterioro celular, potenciando las capacidades del cerebro a grado nunca vistas hasta ahora, evitando la muerte neuronal, incluso postergando la vida más allá cuando se consiga traspasar los datos del cerebro haciendo copias de seguridad que traspasaríamos a un cyborg o mejor aún, a un ser biotecnológico creado en laboratorio, entonces se habrá conseguido la nueva raza:  el posthumano.



Este y los demás artículos son parte del contenido de mi libro "Los senderos del Yo" ya disponible. 


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